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El tornillo pasado

Hoy vamos a reflexionar sobre la presión profesional que se ejerce sobre personas cuyo futuro pende de un hilo.

Cuando alguien recibe instrucciones de un superior jerárquico y lo hace bajo amenaza de expulsión o despido comienza a sentir los siguientes estímulos:

Angustia vital

Se trata de una tremenda sensación de tristeza que va absorbiendo toda la energía vital positiva, sumiendo al individuo en un mar de dudas respecto a su capacidad de trabajo, a la intensidad de su dedicación, se llega a dudar incluso de la propia salud del implicado.

Es una pena que una angustia progresiva vaya minando el subconsciente de una persona hasta convertirla en un «valle de lagrimas», pues este estado se transmite a los familiares, amigos, entorno más cercano de compañeros de trabajo, y créanme, no resulta agradable soportar a «calimeros» que les lloren en su hombro y que les cuenten sus desgracias;  por supuesto antes de que ustedes les cuenten las suyas. «todos queremos hablar de nuestro libro».

A cada individuo le duele únicamente su problema o le ahoga su propia angustia; es más, alguien escuchará la angustia de los demás si se trata de alguien comprensivo y compasivo, pero lo hará por educación, cortesía y extrema bondad, pero estará deseando que acabe el «chaparrón» para hablar de su propia angustia o bien para huir hacia alguien más positivo que le recargue de energía y que le aporte algo bueno, eso, o bien, estar solo, pues estará triste y descargado después de oírle a usted y preferirá en el peor de los casos la soledad como alternativa a alguien positivo que no aparezca en ese momento.

En fin, siento ser tan cruel con ustedes, pero la vida de los negocios es así de dura. Los profesionales se cargan y descargan, pero en nuestro mundo comercial no hay lugar para el tiempo empleado en consolar a un compañero, cada uno debe buscar su cargador de energía en su hogar, en su club de amigos, en el campo, o haciendo deporte, pero no busquen cargar en el cargador ajeno pues se lo prestarán una o dos veces pero no más. Cada individuo usa su propio cargador al igual que usted debe recargarse a si mismo.

Teoría del uñero

Un ejemplo claro de esta reflexión es el hecho de que dos compañeros que realizan el mismo trabajo sufran un percance laboral y a uno de ellos le trasladen a doscientos kilómetros de su casa  y al otro le toque en suerte quedarse en su casa pero haber sufrido una modificación laboral que le incomoda un poco.

Este último llamará todos los días al «viajero» para quejarse de su mala suerte, de la presión que recibe en su nueva situación y de lo mal que se encuentra respecto de su etapa anterior que realmente era muy satisfactoria y que duro más de seis años.

El interlocutor escucha con paciencia al «dolido» mientras el «viajero» ha tenido que madrugar y comenzar su día dos horas antes que su compañero local que no madruga para quejarse, se lamenta tres horas después del que vio amanecer, pues es cuando se dirige a su trabajo. Termina su jornada, y camina hacia su casa (seis minutos) después de lo que el piensa, siente y sufre como un día aciago.

Mientras el que escucha los lamentos de quien le duele mucho «ese uñero del dedo índice», comprueba que al acabar su jornada de trabajo tan duro o más que el del «uñero», aun esta a trescientos o cuatrocientos kilómetros de su casa; deberá dormir en un lugar extraño sin la compañía de los suyos y pensando en el día siguiente en el que el destino le regalará otros quinientos kilómetros de propina además de un duro día de trabajo; este último personaje está aquejado de una amputación de miembro en contraposición del «uñero» de su compañero, y escucha con paciencia los lamentos de su querido amigo, sin ya ninguna intención de explicar su problema o hablar de su «amputación » pues cuando alguien pierde un miembro, ese dolor tan sólo existe en el subconsciente.

Creo que con este ejemplo, entenderemos «la teoría de uñero» que significa que antes de buscar un hombro en el que llorar nuestras penas, deberemos realizar un ejercicio de Análisis de nuestro interlocutor y comprobar que esté cargado de energía para ofrecernos y que no tenga un problema superior al que nosotros le vayamos a relatar. O quien sabe, quizá podamos compartir ambos los problemas o lesiones comunes y lamentarnos juntos.

Ahogos

En ocasiones nos vemos ahogar, pues es tan fuerte la angustia que sentimos, que parece sobrevenirnos un infarto o bien una angina de pecho.

Nunca antes nos había pasado esto y desconocemos por suerte, los síntomas de un infarto o angina; pero nos duele tanto sufrir Ahogos de impotencia que tememos una enfermedad física  que justifique el tremendo dolor producido por el filo de la presión psicología de un superior autoritario y déspota.

Por ello, leemos publicaciones médicas, llevamos pastillas para poner bajo la lengua en caso de urgencia, y comenzamos regímenes para corregir nuestro colesterol y triglicéridos aumentados en índices en épocas de bonanza en las que las cenas con amigos y reuniones con copas y puros eran habituales en nosotros. Hacemos deporte, si nos lo permite el tiempo libre que nos concede está época de angustia, y sobre todo gastamos poco, asimismo,  nos entra la prisa por cancelar nuestras deudas y vender nuestro patrimonio realizable, luego hablaremos de esto como el síndrome del «gastador».

Nerviosismo

Hemos hablado en otras entradas de este poderoso efecto, en esta fase se acusa con más fuerza, comenzamos a «ponernos en lo peor”, les recuerdo, que en estos casos lo peor, es quedarse sin ese trabajo que tanto nos esta angustiado en este momento; eso o quedarse sin salud por el peligro de la certeza anterior, por tanto todo se reduce a una única cosa que resuelve todas a la vez, resignación, estoicismo, fuerza de voluntad, trabajo duro y mucha paciencia.

 Con todo esto y un esfuerzo titánico para poder trabajar más y  mejor que nunca en el momento en el que menos lo van a reconocer y más duro se hará el día a día, conseguiremos vencer el nerviosismo y ganaremos. Y si no lo hacemos, pues la vida a veces, juega malas pasadas, al menos estaremos preparados para una nueva etapa en la que ganará nuestra fuerza.

El síndrome del gastador

El gastador  es aquel soldado que desfila el primero en la compañía y que siempre mide algo más que el resto de los soldados, suelen ir en primera fila y su planta y fortaleza, encabezan el desfile.

El desfile de la vida es similar, los gastadores siempre van por delante del resto y más fuerte que los demás, beben su vida profesional y personal a grandes y largos tragos que les sacian a cada momento, disfrutan el momento con gran intensidad y desconocen  conceptos como el ahorro, el comedimiento, la prudencia, y por supuesto no piensan jamás en el futuro.

Para un gastador, los indicios de compra los marca el presente, y no pierde el tiempo para embarcarse con valentía en todo tipo de travesías económicas. A saber:

Viviendas céntricas, segundas residencias, negocios, terrenos, inversiones seguras, coches de lujo, motos, quads, cotos de caza, viajes de ocio, nieve, compra de locales de copas, nuevas empresas, etc. 

Todas estas compras efectuadas por un gastador constituyen el tremendo lastre de consumo que ahora comprobamos que es directamente proporcional a nuestro endeudamiento.

Por lo antes reseñado, que supone una gran carga emocional y económica, además acumuladas el resto de obligaciones familiares, pues un gastador tiene hijos, familia y personas dependientes de ellos que en el momento del desfile no tenían, nos vemos obligados a realizar un ejercicio de reagrupación que explicamos a continuación como el «salta patras» síndrome contrario al de la «huida hacia adelante» que también leeremos después.

«salta para atrás»

Como explicábamos, hemos apostado muy fuerte y ello nos ha ido consumiendo nuestra generación de recursos mensuales. Hasta ahora y en época de bonanza, tan solo con sujetar el consumo y «huir para adelante» resolvíamos esta situación con dignidad.

Pero ahora en época de crisis podemos perder nuestro flujo de ingresos mensuales en cualquier momento y dejar caer así el espectáculo de platos chinos giratorios que tan sólo se mantienen en movimiento todos, dándoles de vez en cuando a cada uno y por su riguroso orden, un pequeño impulso giratorio. El salta para atrás en una tendencia obsesiva a cancelar préstamos que le ahogan mensualmente, a vender inmuebles y vehículos que no usa y a no realizar aquellos viajes e inversiones a los que estaba acostumbrado.

«la huida hacia adelante»

Es muy difícil huir de la miseria, pues  cuando te visita, tiene la característica de abrazarse a ti.

En un momento de «miseria» anterior,  se podía acudir a financiación bancaria y gestionar dicha dificultad con dinero prestado, después de todo nuestra «amiga» en época favorable no se quedaba mucho y los préstamos solicitados para tal fin se, cancelaban en un golpe de fortuna o en el momento de realizar una buena operación de venta de coche, moto, vivienda o similar. Por desgracia hoy ya no podemos acudir a esa financiación, ya no existe.

Cuando «la miseria» decidió instalarse en España, por ser un lugar cálido de bonitas playas y buen vivir. Todos los «gastadores»  comenzamos a huir hacia adelante; ante la imposibilidad de atender nuestros pagos mensuales; la solución fue ampliar plazos de préstamos a corto plazo (1 a 5 años) a plazos largos con garantías hipotecarias que nos llevaban las cuotas mensuales a 30 años, hipotecando nuestros bienes y reduciendo nuestros compromisos de pagos en una cuarta parte de los mismos, ello nos daba un respiro, además solicitamos algo más de dinero para «desfilar» un poquito más y dotar otra cantidad para unas previsiones de pago de un año de nuestros compromisos. Esta es la auténtica explicación del efecto «huida hacia adelante».

El problema ahora es que se ha acabado el año de dotación de pagos, la miseria sigue tomando el sol en Torrevieja y además le encanta ir a beber sidra a Asturias y comer lechazo en Burgos. No se va, la deuda hay que pagarla y además ahora nos puede fallar el empleo por lo que la llave inglesa psicológica que aprieta la tuerca de nuestra resistencia emocional da un golpe de fuerza más y con un chasquido metálico o un golpe mental, notamos que la tuerca queda loca.

Al girar, ya no aprieta la rosca y un profesional que se ha pasado de rosca, ya no admite más presión pasando a la fase en la que le da todo igual, pues ni puede hacer nada más, ni controla la situación, y le ha superado la presión. Por lo que pasa a situación de «muerte dulce»

En situación de muerte dulce, ocurre que el profesional se relaja de la tremenda presión que sentía para poder trabajar ya en situación crítica, pensando que en cualquier momento acabará de sufrir, y precisamente esa situación de aparente normalidad le otorga una continuidad y una ventaja psicológica que quizá le devuelva una estabilidad laboral gracias a un temple nuevo adoptado a raíz de una nueva situación que parte del pase de rosca, también definido en otras entradas anteriores como el efecto «ave fénix».

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La luciernaga y el sapo

 el acoso hacia aquellos que brillan

En esta fábula vemos con claridad reflejado, en su moraleja, el sentimiento de la envidia.

el hecho bajo y despreciable de que alguien descubra su brillo, (pues usted tiene éxito en su vida profesional y por ello reluce)  obsesióna al envidioso que  intentara  apagarle con calumnias y descalificaciones.

“FABULA”

En el silencio de la noche oscura sale de la espesura

incauta la luciérnaga modesta, y su templado brillo

luce en la oscuridad el gusanillo.Un sapo vil, a quien la luz enoja,

tiro traidor le asesta, y de su boca inmunda la saliva mortífera le arroja.

La luciérnaga dijo moribunda: ¿Qué te hice yo para que así atentaras

a mi vida inocente? Y el monstruo respondió: Bicho imprudente,

siempre las distinciones valen caras: no te escupiera yo, si no brillaras.

Ahora me gustaría que reflexionáramos sobre esta bonita y gráfica fábula; ¿no han sufrido ustedes a menudo el veneno de la lengua del despreciable sapo? .

Inflamado de envidia e impotente, deslumbrado por la distancia que su capacitación profesional le separa de la suya, le atacará con sus calumnias y desprecios constantes.

Para “Los sapos”, intentar que se apague el brillo de sus compañeros es una tarea difícil, en la que desgastan toda su energía, es evidente que necesitan los escasos y pobres adornos profesionales que poseen, para emplearlos en su único objetivo, “intentar apagarle”.

Ellos te pueden admirar en el fondo, pero jamás lo reconocerán “ni en el potro del tormento”.

Recuerden que su misión es justamente la contraria, intentar que ustedes se apaguen y no dar mas lustre a sus caparazones.

En ningún momento hablarán bien de ustedes y conocerán exactamente sus virtudes, para así  convertirlas en defectos o bien,  criticar o cuestionar sus motivos y actuaciones.

Es muy fácil que las habilidades de alguien que reluce, se conviertan en su sucia lengua, en delitos, actitudes deplorables, y se tornen en todo tipo de pecados capitales.

Pero “los sapos” tienen un problema, las luciérnagas no pueden dejar de brillar hasta que no mueran, pues su brillo es natural y forma parte de su organismo.

 Asimismo ustedes no podrán esconder su valía profesional, su capacidad de trabajo, su carisma, el respeto que sus demás compañeros les profesan, la fidelidad de sus clientes, el cariño de su familia y amigos, el respeto de la competencia y tantas y tantas cosas relacionadas con un brillo que, al no poderse comprar, tampoco puede robarse y permanece en la naturaleza de cada animal brillante hasta el fin de sus días.

Hay muchas ocasiones en las que “los sapos” obtienen su objetivo, pues el rápido salivazo venenoso de su lengua, es capaz de ocultar el brillo natural del gracioso animalito. Ustedes se sentirán vencidos e impotentes al comprobar que los resortes movidos por el envidioso, han causado el efecto deseado y su prestigio ha sido tirado por tierra, a la altura de la lengua sucia de su calumniador.

Pues bien, este es el momento clave en el que ustedes deben agrupar toda la fuerza que poseen, para que desde su interior, emitan toda la energía que puedan al exterior y luzcan con mas intensidad; en algún momento el veneno y el barro con que les han tapado se secará y agrietará dejando traslucir a través de dichas grietas la intensa luz de sus corazones que por su intensidad, todo el mundo verá, destacando bajo la suciedad de la calumnia en la que se encuentra inmerso.

MORALEJA Y CONCLUSION

Cuando les suceda algo parecido a esta fábula, deberán procurar brillar en otro lugar del bosque, es difícil brillar bajo el veneno de un sapo, al igual que no es sencillo, esperar a que seque el barro espeso de la calumnia. Por ello mi consejo es que con lo grande y amplio que es el bosque de nuestra carrera profesional, exploremos otros recodos y lugares en los cuales podamos brillar con libertad, sin preocuparnos de los feos y venenosos sapos.

Aunque algún día pudiéramos volver a encontrarnos con estos desalmados y patéticos personajes,-que estarán escupiendo veneno a otros animalitos del bosque y rodeándose de insectos que apenas poseen brillo interior-, deberíamos, en ese momento, ser implacables con ellos y deslumbrarles con nuestro brillo hasta que se queden ciegos de impotencia.

LA LUCIERNAGA Y EL SAPO

La envidia siempre ha mordido a la gente de valor , la persigue como el tábano de la leyenda griega, es inclemente y no pierde ninguna oportunidad .

La gente menuda es como el sapo de la fábula de Juan Eugenio Hartzenbush

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OPINIÓN BANCARIA CRITICA DE HELIODORO

LA DEFENSA DEL SACRIFICADO Y CRITICADO EMPLEADO DE BANCA

Después de leer tantas y tantas opiniones en contra de los Bancos, me he preguntado si alguno de ustedes se ha planteado ponerse al otro lado de la mesa, es decir, desde el punto de vista del empleado que les atiende. Pues bien, si ninguno se lo ha planteado, voy a ser yo quien lo haga como trabajador de una entidad financiera que soy.

Realmente, no me extraña nada la decadencia de este país leyendo las cosas que leo y los insultos contra los Bancos que cada poco tiempo salen a la luz aquí. Ladrones, es el insulto más común. ¿Ladrones por qué? ¿Por querer cobrar los honorarios como cualquier empresa? Afortunadamente, en el Sector Bancario hay una competencia atroz y uno puede decantarse por diferentes ofertas. Pero parece ser que a la gente le duele que le cobren por servicios que tienen que ver con dinero y se sienten estafados. En cambio, son felices yendo a un Restaurante y tomándose en la cafetería un bollo y un café por 5 €, cuando fácilmente le ha costado al Restaurante, 50 céntimos las dos cosas. 1000% de beneficio, y ahí también está interviniendo nuestro dinero, pero no lo vemos tan robo porque no es un Banco.

Como una vez leí en un foro, la mala suerte de los Bancos es que están obligados a informar de todos sus honorarios y, en parte, beneficios. Ya me gustaría a mí que cuando nos presentasen el ticket de la cafetería pusiese:

– Bollo 0,30 €    – Café 0,20 €    – Beneficio 4,50 €          – TOTAL: 5 €

En cambio en el banco vemos:

TRANSFERENCIA:       – Importe: 2.000 €         – Comisión: 1 €             – TOTAL: 2.001 €

Seguidamente de venir del Restaurante, van al Banco, actualizan la cartilla y ven un apunte que dice «Mantenimiento de cuenta» y que le han cobrado 10 € por el mantenimiento del año. ESO ES UN ROBO es lo primero que piensan y a protestar.

– No me pueden cobrar por tener mi dinero aquí.

– Es que como me cobren me llevo todo el dinero.

Pues lléveselo, que quiere que le diga, si tiene 200 € en la cuenta, eso no es dinero. En algunas Entidades, a las cuentas o libretas de poco dinero no les cobran los servicios y también disponen de micro créditos a bajo interés para clientes de poco poder adquisitivo. También hay Entidades, que donan cientos y cientos de euros de sus beneficios para Obra Social.

– Es que a mí en el Banco XXX no me cobran nada por el mantenimiento de la cuenta y ustedes sí, es que son unos ladrones.

Vale, quizás el Banco XXX no le cobra nada porque tiene con ellos su nómina, su hipoteca y sus historias. Es normal que Banco XXX no le cobre nada, yo también vería un robo si me cobrasen mantenimiento de cuenta teniendo todos esos productos con ellos; el Banco ya saca beneficio con los intereses que te cobra por el préstamo hipotecario. Pero resulta, Sr. Cliente, que este no es Banco XXX, este es el Banco YYY y aquí, usted en el Banco YYY, tiene una cuenta con 200 € y nada más.

Sentémonos a pensar. ¿Cuánto podría ganar una persona con 200 € al año? Considerando como están los tipos a día de hoy, podría meter los 200 € en un plazo fijo a un año al 4 %. Matemáticas de siempre, ¿cuánto ganaría el cliente? 8 €.

El Banco probablemente hará lo mismo. El dinero de ese cliente que tiene 200 € de media en la cuenta lo meterá en algún plazo fijo en otro banco o comprará Letras del Tesoro, etc. El banco ganará 8 € con el dinero de ese cliente en un año. Después de impuestos dejemos la ganancia neta en 6 €. El banco gana seis euros con el cliente.

A cambio el cliente quiere y exige y es obligación del Banco que se le lleve la contabilidad de su cuenta mediante extractos, tener el dinero siempre disponible en cualquier parte de España y, probablemente, del mundo, tener un medio físico (libreta) donde se lleve la contabilidad de su dinero, recibir correspondencia con exactamente lo mismo que está en la libreta o puede consultar por Internet, es decir, una estupidez. Ahora piensen cuánto puede costar mantener un sistema informático, una red de cajeros y una red de oficinas para darle este servicio a este cliente. Les diré cuál es el coste: muchísimo mayor de 6 €.

Evidentemente, el coste es el mismo para un cliente de 200 € que para un cliente de 200.000 €, pero la diferencia es que el banco al primero le ha sacado 6 € de beneficio y al segundo probablemente 6.000 €. Creo que en el segundo caso no es lógico cobrarle ninguna comisión porque el cliente me da más beneficios que costes, el cliente de 200 € me da más costes que beneficios. En cierta manera, el cliente de 200 € es un cliente nada rentable, así que el Banco solamente cuenta con dos armas para rentabilizarlo: o el cliente soporta los costes (comisión de mantenimiento de la cuenta) o directamente que se vaya.

¿Cruel? No creo, un Banco es un negocio, el cliente que no interesa tiene dos opciones: o empieza a ser rentable (domicilia la nómina por ejemplo) o paga por ser cliente y también se convierte en rentable.

– Pero es que yo soy cliente de este Banco desde hace más de 30 años, no tienen por qué cobrarme por esas cosas. Deberían tener deferencia con clientes como yo.

Sí caballero, yo también soy cliente de Una Gran Superficie desde hace 30 años y nunca me han hecho un descuento en nada, y llevo 30 años pagando el teléfono y ningún mes me han regalado una llamada o me han condonado el pago del mantenimiento de línea y, de hecho, llevo 30 años comprándole el pan al panadero del barrio y nunca me ha dejado una barra gratis.

– Es que este Banco es una birria, siempre que vengo hay cola para ingresar o para cualquier cosa.

Bueno, usted tiene a su disposición cajeros automáticos para ingresar o sacar dinero, Internet o la línea telefónica de atención al cliente del Banco para operar con sus cuentas, para consultar, para todo? no tiene por qué venir al Banco, pero usted sigue viniendo y se queja porque hay tres ventanillas y sólo hay una abierta.

– Sí, es verdad, deberían poner más personal Eso, que el Banco se gaste más dinero en personal pero que no le cobren un duro al cliente comodón que puede hacerse las cosas él pero no quiere (no quiere sacar por el cajero y prefiere hacer cola, hace cola para pedir un extracto, etc. etc.) El cliente quiere que le hagan todo, que se lo den todo en bandeja y siempre se le sugiere cualquier alternativa para que no haga cola (sacar por el cajero, darse de alta en Internet para consultar su cuenta, ir al actualizador a poner la libreta al día, que domicilie los recibos para no tener que hacer cola y venir a pagarlos al banco, etc.). Pero cuando al cliente le sugieren cualquiera de estas cosas lo primero que piensa es que el empleado es un vago y trata de quitarse al cliente de encima y trabajar lo menos posible, no se da cuenta que el empleado tiene un horario fijo y que le da igual atender a 50 que a 100 clientes porque él no se puede ir a casa si no hay clientes. El empleado tiene que trabajar igual.

Este cliente que se queja de que todo tiene que hacérselo él en el banco irá después a hacer la compra a una Gran Superficie y él tendrá que coger un carro, él tendrá que caminar, él tendrá que coger los artículos que desea comprar, él tendrá que empujar el carro y él tendrá que esperar 5 minutos de cola para pagar su compra. No se quejará, lo aseguro. En el Banco a los dos minutos de estar en cola ya estaría resoplando.

Este cliente irá después con sus hijos al Restaurante, pagará una burrada por un simple menú con una hamburguesa, patatas y refresco aguado y él mismo tendrá que recogerse su comida y su bandeja y depositarla en la basura. Tampoco se quejará por esto; en el Banco si se hubiera quejado.

– Es que yo tengo la cuenta en una Entidad por Internet y no me cobran ni una comisión.

¿Qué cuenta? ¿La cuenta nómina? Es decir, dicha Entidad, se compromete a no cobrarte ni una sola comisión pero si y sólo si domicilias tu nómina. ¿Alguien me explica cuál es la diferencia con respecto a un Banco normal a día de hoy? Si ya la gran mayoría de las cajas/bancos no cobran nada en los servicios básicos si mantienes una nómina en tu cuenta. O domicilias la nómina o no puedes ser cliente. Listos ellos, desechan a los clientes no rentables. Sólo puedes ser cliente de la Entidad por Internet si abres una cuenta con nómina o una Cuenta donde dejes el dinero ahí depositado SIN DISPONIBILIDAD INMEDIATA, no nos dejemos engañar. El dinero tarda en rescatarlo 24 horas por lo cual no es dinero a la vista como el de una cuenta normal. Productos así hay millones en los bancos tradicionales y otros online que te permiten disponer de tu dinero al segundo, no a las 24 horas y algunos con mejores rentabilidades que la Cuenta en Internet. La única manera de disponer de tu dinero de la Cuenta de Internet al instante es teniendo la cuenta nómina. Es decir, la pescadilla que se muerde la cola.

Para más inri, la Cuenta de Internet, no tiene oficinas físicas y se aprovecha de la red de cajeros de otros bancos. Eso si es un negocio. En ningún momento pretendo afirmar que sea un mal Banco, pero está claro que no son tan buenos como quieren hacernos ver y, lamentablemente, nos dejamos guiar mucho por lo que le dicen.

– Es que los bancos son unos caras, el otro día fui a pagar un recibo de la luz en el Banco XXX y me dijeron que sólo se podía pagar por la cuenta y yo no tengo cuenta allí y no me lo quisieron cobrar. Ladrones, más que ladrones aprovechados.

Terrible eso. Resulta que los Bancos a veces tenemos que ser una ONG y dar servicio a todo el mundo, cuando los Bancos son empresas privadas que tienen que dar servicios a sus clientes y nada más. Si soy cliente de la Aseguradora XXX, y tengo el seguro con ellos, nunca se me ocurriría ir a otra Aseguradora YYY a que me atendiesen y diesen un servicio. Probablemente me dirían que me fuese a una oficina de la Aseguradora XXX. Eso mismo hacemos en el Banco. Vaya a su Banco y que le arreglen sus problemas y le de servicio su banco. ¿O acaso a alguien se le pasa por la cabeza ir al médico de cabecera de la Seguridad Social a una Clínica Particular?.

Me ganaré odio por esta opinión y agradezco el tiempo dedicado a los que se hayan leído el tostón.

Estoy convencido de que esta reflexión la comentarán con su padre, con su hermano, con su mujer, con su prima todos ellos empleados de Banca y seguro que la comparten, pues nunca nadie comprende a este sector y menos en la época actual.

Estamos sufriendo mucho, ya no tenemos gastos de representación, ya no vivimos bien, nos insultan, no dormimos y aun así, siempre pensamos las 24 horas en los problemas de nuestros clientes, antes que en los nuestros.

Gracias por leer este llanto de comprensión bancaria.

he puesto en Banco de España porque es una opinión generalizada de las entidades financieras en España.

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RESILIENCIA PROFESIONAL

Cuando todo te va bien, el ambiente de trabajo es fenomenal  y encima te pagan regularmente a final de mes puedes llegar a pensar que tu posición o  que tu trabajo es algo que te mereces de forma natural. No es así. Por eso seguro que te han venido momentos en los que no te han valorado o has tenido conflictos emocionales con compañeros o simplemente “han decidido dejar que te marches” de la empresa. ¿Cómo entrenar esa competencia o capacidad de ser resistente, de saber perserverar en los momentos difíciles?. A esa capacidad de resistencia los expertos la llaman Resiliencia. Merece la pena abundar sobre ella.

A lo mejor has tenido alguna entrevista para un nuevo trabajo donde el entrevistador apenas se había leído por encima tu curriculum vitae. Un cliente de coaching me comentaba una de estas entrevistas a las que acudió. Era para un buen puesto y ya llevaba varias entrevistas con diversas personas de la misma empresa. Como es una persona llena de recursos y de sentido común decidió ser él mismo y mira lo que pasó.

Uno de los entrevistadores entró en la sala y le saludó confundiendo su nombre:

-Entrevistador: “Hola Juan, me alegra conocerte, vamos a charlar un rato sobre tu curriculum”. –Entrevistado (Mi cliente) contestó: “Hola Felipe, yo también me alegro de conocerte…”

-Entrevistador: “Perdona pero no me llamo Felipe, me llamo Jose Luis”

-Entrevistado: “Es que yo tampoco me llamo Juan, me llamo Javier”

El entrevistador, luego, le preguntó cómo seleccionaría al personal de una oficina bancaria que hay que crear nueva a partir de personas que trabajan en 2 bancos recientemente fusionados. Te aclaro que en realidad uno de los  Bancos había absorbido a una Caja mucho más pequeña y quebrada de facto.  Mi cliente contestó con la historia de la carpa y el salmón. La carpa es un pez gordo, feo y con bigotes al que no le importa estar en aguas sucias y encharcadas con tal de que sean tranquilas, no haya que nadar mucho y pueda filtrar el barro del fondo buscando el asqueroso alimento que comen las carpas. El salmón es un pez empeñado en ir contracorriente, saltando presas y obstáculos para llegar a la fuente del río donde nació para luego desovar allí exhausto. Por su empeño ha tenido que dejar toda su energía y curtirse. Está absolutamente entrenado a superar dificultades hasta el punto de no cuestionarse por qué narices tiene que ir desde el mar remontando los ríos hasta casi su nacimiento. Mi cliente dijo, después de contar esta historia,

-“Buscaría salmones para esa nueva oficina”

Piensa en el aprendizaje enorme que supone tratar a diario con personas que no piensan como tú, que no te tragan, que tienen otra visión de la misma realidad que tú contemplas a diario.

¿Una sugerencia? La próxima vez que digan o hagan algo que te moleste mucho procura adoptar su punto de vista y –sin pasión- contemplar esa realidad desde esa nueva perspectiva. Ayuda incluso adoptar sus mismas posturas físicas cuando se expresan así.

¿qué has aprendido?

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LA NATURALEZA DEL ESCORPIÓN  O LA ENVIDIA PROFESIONAL

Hoy me gustaría hacer referencia a una fábula que protagoniza un simpático y amable escorpión cuya amistad con la rana que, en otros tiempos, fue  su  compañera  de juegos, juventud y  diversión, se vio violentamente quebrantada.

El escorpión mantenía una bonita amistad con la ranita,  cuyas virtudes  y naturaleza, alcanzaban unos límites de eficiencia muy exigentes; cazaba muchas moscas y demás insectos que le servían de alimento a ella y a todos sus amigos,  con su larga y pegajosa lengua.

Saltaba de nenúfar en nenúfar, con agiles y acrobáticos brincos; algo que el escorpión siempre envidiaba, admiraba y deseaba emular.

El escorpión intentaba saltar pero, el resultado de sus saltos era torpe y poco vistoso; aunque la rana era muy buena amiga suya, y siempre le había demostrado lealtad y admiración por sus valores y capacidades naturales;  ésta,  no dejaba de ser objeto de una envidia que no alimentaba nada bueno para el futuro de esa bonita amistad.

En una ocasión, una tarde de verano caluroso, estalló una terrible tormenta que aisló completamente en una pequeña parte del río a ambos animales y el río se tornó en torrente provocado por la  tormenta. Cada vez, la pequeña isla en la que habían quedado atrapados los dos animalitos, era más pequeña, pues el río se comía  centímetro a centímetro su superficie por la violenta fuerza del agua.

El escorpión tuvo miedo, pues no sabía nadar y le pidió a la ranita que lo sujetara en su lomo y con varios saltos intentara alcanzar la orilla con el peso de los dos, era la única solución a esta situación tan difícil.

Por un momento la rana tuvo miedo del escorpión y le dijo: “querido amigo escorpión si te subo a mi lomo e intentamos saltar para cruzar el río, estaré muy ocupada en buscar nuestra protección y no sabré si tu podrás atacarme con tu aguijón venenoso, pues nunca lo habré tenido tan cerca y sé que es mortal”

El escorpión le dijo a la ranita: “como voy  a atacarte con mi aguijón, sabes que soy terriblemente venenoso y morirías al instante, y yo contigo, pues no se nadar, por ello no te voy a atacar”.

La rana convencida de sus motivos le sube a su lomo y comienza a dar grandes y acrobáticos saltos para ganar con el escorpión en su lomo la deseada orilla, donde ambos estarían a salvo.

La corriente era muy fuerte y caudalosa, la rana aprovechaba ramas, arbustos, hojas y demás superficies para ir de una a otra buscando la salvación de ambos.

De pronto, la ranita nota una punzada en el cuello,  y descubre con sorpresa, que había sido el ataque del escorpión que con su veneno ya empezaba a paralizar el sistema nervioso del animalito.

Pero escorpión, por que nos haces esto, yo confiaba en ti plenamente y en tu palabra de que nada me ibas a hacer, estaba salvándonos a los dos de morir ahogados, ahora sin mi ayuda, ambos moriremos. No te das cuenta de lo que has hecho.

El escorpión mira a la ranita con cariño y envidia a la vez añadiendo:

“lo siento ranita, sé que eres valiosa y salvabas la vida de ambos, pero MI CONDICIÓN, de animal venenoso no ha podido evitar asestarte el golpe de gracia final aunque eso suponga mi propia muerte.”

Tengo envidia de tus saltos y colores, no me gusta que me ayudes a salvarme a causa de mi desmedido orgullo, tampoco me satisface el cariño que me muestras y tu confianza en mi, por que esa bondad que me muestras, aún me hace ver mas claro la poca calidad natural que yo tengo y me resaltas aún mas mi triste existencia.

Me gusta verte morir, por que sin ti, podré compararme con otros animales menos hábiles y bonitos y yo no pareceré tan desagradable y malvado.

CONCLUSIÓN:

Esta bonita fábula, no hace más que ratificar que existen personas en el mundo empresarial que odian a sus compañeros independientemente de sus virtudes profesionales, de su calidad humana, o de la relación de amistad o cariño que les une.

Este sentimiento tan bajo y despiadado, tan solo aflora en personas de baja calidad humana, pocos valores morales y escasa profesionalidad, que durante toda su vida han sido ridiculizados, han sido obviados y apartados del cariño del resto, por su feo aspecto físico o por sus escasos adornos morales.

Cuando acaben con ustedes, se rodearán de profesionales inferiores a ellos para que de esta forma puedan  resaltar entre ellos y ganarse el sucio liderazgo que buscan. Siempre además tratando a sus semejantes de forma despectiva y autoritaria, descalificando y ofendiendo, pues exigirá de ellos, ese respeto y admiración que nunca podrá tener de forma natural, pues carece de esa habilidad, y lo conseguirá a base de enseñar su veneno en el afilado aguijón de su inseguridad y maldad.

Tengan mucho cuidado con este tipo de personas, se les reconoce fácilmente, nunca les ayuden a cruzar el río pues les atacarán con su veneno, no muestren ante ellas sus virtudes o habilidades, y sobre todo, si algún día pueden acabar con ellos, no lo duden, este tipo de animales venenosos no aportan nada al ecosistema social y animal, por lo que si se extinguen no ocurrirá nada, salvo que viviremos en un mundo mas feliz.

“Esta fábula está dedicada a las personas que se identifiquen  con el escorpión a las que les envío todo mi desprecio y rencor”.

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ENCAJAR LA DERROTA

En ocasiones los grandes luchadores de nuestra amplia historia han tenido que encajar la amarga sensación de LA DERROTA.

La derrota es un trago difícil de pasar y conlleva sensaciones personales que afectan a la autoestima, la seguridad y la duda de si la valía personal del derrotado ha tenido que ver en dicho trance.

Un luchador inagotable puede sufrir etapas de derrota que nada que ver tiene con su valía, pero la vida es un juego de «MONOPOLI » como hemos visto en una entrada anterior de este blog en la que se explica ese efecto.

Hay partidas en las que no nos sonríe la suerte, y perdemos económicamente, laboralmente, personalmente y en todas ellas la sensación de tristeza es indescriptible, nos hemos acostumbrado a poseer lo que en ese momento perdemos y repito, es amargó.

LA DIGNIDAD es un valor humano que en esos momentos de debilidad debemos conservar y respetar, tanto la del derrotado como la del vencedor, sobre todo porque los que estamos acostumbrados a vencer, hemos de saber que siempre hay un vencido y debemos respetarle.

Ahora, en momentos de derrota se agradece que tu contrario te devuelva la «espada caída en la lucha» y te de la oportunidad de defenderte.

LA ENTEREZA es una fuerza que debemos de obtener del manantial de nuestro  interior, en estos momentos agotado, pero siempre existente en nosotros mismos.

EL EFECTO «ave fénix», denominamos este componente de automotivación  en honor al ave mitológica que ardió completamente y posteriormente renació de sus cenizas con más fuerza que nunca. Ante una derrota veremos quebrada nuestra estabilidad emocional y cada día emplearemos nuestras fuerzas en luchar contra las dificultades; como estamos agotados psicológicamente, la energía se nos acabará a lo largo del día; no pasa nada, es normal, nuestra fuerza es  limitada, y la recuperaremos descansando, durmiendo y con un nuevo día en el que volveremos a la lucha desigual, pero pronto cambiará nuestra fortuna gracias a la perseverancia y de nuevo nos iremos arriba.

LOS GRAJOS Y LOS CUERVOS, no  se dejen desanimar con la presencia de estas aves de mal agüero, tan solo acuden cuando hay carroña o desgracia para recordarte lo hundido que estas. Nunca te dirán que las cosas van bien, no te animarán y querrán que compartas su pesimismo para el fin común del desastre y la derrota.

No les escuches, ridiculízales, dales tu visión positiva de la situación (todas la tienen) y emite graznidos cuando les veas para reírte de su pesimismo. Aguanta y ganaras, ellos ya han perdido pues el derrotismo les venció, pero tú ganaras con tu optimismo y tu persistencia.

LA SOLEDAD,  cuando tu vida es exitosa, toda una nube de aprovechados y peticionarios te acecha; ladrones de tiempo y de energía (léase «los bandoleros de la sierra «) vienen por ti y grupos numerosos de supuestos «amigos» te preguntan: ¿qué hago? Pero cuando eres derrotado se ahuyentan todos esos oportunistas, nadie te ayuda, pues cuesta trabajo situarse al lado del caído, es mejor quedar al lado del vencedor, que es quien más te puede favorecer.

El vencido «no da nada», por tanto no nos sirve un derrotado.

Es bueno que conozcan este efecto humano, pues así no se llevarán decepciones de personas que ustedes ayudaron o de otras que consideraban amigos y que ahora desaparecerán como por encanto. Usted estará solo hasta que vuelva a vencer. No obstante apunte en una libreta muy pequeña aquellos que se mantengan a su lado y le ayuden, ellos son verdaderos amigos o familiares, y le quieren mucho, no lo olvide en el futuro y sea agradecido cuando la montaña rusa de su vida profesional le lleve por los caminos más elevados.

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EL TORO BRAVO Y SU FUERZA DE RAZA

No puedo dejar de relatarles  la escena que presencié en las fiestas de San Juan de Sahagún, mi pueblo natal, del que estoy muy orgulloso, y donde a menudo, bebo del manantial de nuevas emociones que siempre aplico al mundo profesional, obteniendo conclusiones, experiencias y como no, en este caso, ejemplos de comportamientos valientes y  actuaciones extremas.

Un toro de lidia, tiene una planta espectacular, es fuerte, arrogante y bravo, con movimientos enérgicos, movidos por su sangre caliente que le obliga a embestir siempre con la misma fuerza, toda la que posee, además de hacerlo aunque se encuentre con la vara de un picador, con unas banderillas o bien con todo tipo de agentes extraños punzantes que le agreden; ni siquiera estos, le hacen retroceder, aunque le causen dolor, el embiste con la misma fuerza.

Pues bien, día del patrón «San Juan de Sahagún» 12 de Junio de 2012, siete de la tarde; sale el primer toro de la corrida, festejó humilde, pero con buena ganadería.

Toros valientes, con raza y con una bonita planta que les otorga el orgullo de representar al emblema nacional en España y también en el extranjero, a través de esos grandes carteles en las carreteras anunciando un brandi desde hace ya más de 50 años, una imagen con la que, cualquier español que se precie, siente orgullo de una especie  animal dotada con la fuerza  que le ofreció la madre naturaleza al nacer.

Ese día el bonito y elegante animal sale como una exhalación y da media vuelta al ruedo desprendiendo polvo de su brillante cuerpo al correr.

 Erguido y majestuoso atiende a la llamada del torero situado en el centro del ruedo que le cita con energía.  ¡¡  Ehh toro!!, el animal arranca su marcha a gran velocidad hacia el capote del torero, que se luce con el primer lancé.

El torero al perder pie con el primer pase, recoge capote desde el centro del ruedo y corre hacia el burladero con determinación, pero iba tarde, el morlaco de 550 kg, de nombre «jabonoso» , color cárdeno, fuerte de alma y bravío,  ya había iniciado su carrera de la muerte hacia el torero que huía hacia el refugio de las tablas.

 El hombre le llevaba ventaja al astado pero, no por ello, el bello animal, movido por su bravura, dejó de correr hacia su enemigo a gran velocidad; no parecía que fuera a alcanzar  al torero pero, tanta fuerza llevaba y con tanta convicción atacaba «jabonoso «, que en los últimos tres metros hasta el duro muro de piedra, se percibió con claridad que arrollaría al torero si hubiera un metro más tras el muro, y ese era el momento en el que el noble animal debía de frenar si no quería dañarse contra el grueso muro de piedra. 

Pero … ustedes ya sospechan el desenlace ¿verdad?…

Lejos de salvarse a si mismo, el toro bravo, obedeciendo a su condición natural, empuja aun más su marcha y se precipita sobre el torero y el muro, empitonando al torero de refilón, que ya se escondía en el burladero.

 El estrepitoso impacto contra el muro de piedra, causo la muerte inmediata del pobre animal, cuya valentía  y bravura,  le hizo decidir  embestir y no frenar.

¡Que pena!,  murió en el acto contra el muro, se rompió su espina dorsal del impacto y ese bello animal y su estampa soberbia, yacía en la arena del coso sin vida, al lado del torero, que era llevado en volandas, pues había recibido una cornada leve y perdía mucha sangre, camino de la enfermería.

En nuestro mundo profesional existen bueyes mansos, que solo sirven para carne, a ellos les hacen chuletas. Son los primeros a los que se despide cuando hay problemas, o «eres». También hay toros «perejileros» o traicioneros, que embisten al «bulto» o al  cuerpo, o que ante el castigo,  rechazan el engaño, escarban con la pezuña en  la arena,  siempre doliéndose por banderillas o suertes varias, se quejan y protestan, pues bien, estos no valen para una buena corrida, ni hacen espectáculo, son torpes y el público les rechaza por su falta de raza y trapío. Profesionalmente se escabullen una temporada, pero al final, con el tiempo se les quita la máscara y muestran con claridad su falta de preparación y temple. Nunca se acerquen a ellos se aprovecharán de ustedes y ante una situación difícil no duden, les traicionarán.

Realmente, la valía de un buen toro esta en su fuerza y su raza que le aporta un estilo y un valor que le concede el respeto y la admiración hasta de su enemigo, y por supuesto, el miedo del resto. También les ocurrirá esto en su vida profesional.

Habrá muchas ocasiones en las que ustedes serán «rejoneados» o «toreados» profesionalmente, cuando esto suceda, deberán hacer uso de su raza y valor, también de su paciencia arrojo y templanza, todo esto mezclado, hará que ustedes favorezcan un espectáculo digno de ver. No se rindan, sean valientes y presenten batalla, hasta en este símil taurino llegan a indultarse toros que han atacado con elegancia y bravura y ello les ha librado de la muerte.

Como ejemplo muy gráfico que les ilustre, acuérdense de esta historia en la que «jabonoso» decide no frenar y aceleró sin evaluar los peligros para llevar a cabo el ataque que su corazón  le exigía. Hirió a su enemigo aunque, necesito de una fuerza que le llevó a la muerte.

Sean fieles a si mismos, a su condición y personalidad y sobre todo no sean «perejileros» ni blandos. Este mundo no está hecho para los débiles y ustedes no lo son.

Cuando en su día a día decidan si frenar o embestir,  embistan con fuerza. Y su rival tendrá que acudir a la enfermería, muévanse con convicción y sabemos que a veces hay muros de piedra que son nuestros problemas diarios; alguno de estos ellos quizá nos detenga como a jabonoso, pero si mostramos nuestra raza, sin dudas, a menudo obtendremos nuestro objetivo, sea cual sea.

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LA HERENCIA DE NUESTROS PADRES

Hoy he estado reflexionando con un buen amigo, que ha tenido la gran suerte de pertenecer a una familia cuya experiencia en negocios familiares se remonta a más de tres generaciones.

Son una familia prestigiosa, y en su lugar de residencia, gozan de la confianza y credibilidad que les han otorgado sus esfuerzos a lo largo de toda una vida; la valentía y las iniciativas que tuvieron sus antepasados les permiten ir a trabajar a su empresa día a día, y  hoy se reparten los negocios de la familia cuatro generaciones de hijos, primos, hermanos, tíos, padres, etc.…

Pero… ¿han heredado la capacidad de negocio de sus padres?, pues alguno de ellos sí. Otros no, y además, estos últimos son unos inútiles, unas rémoras y no ven claro nada de lo que se hace, por cobardía, ignorancia e inactividad. Bloquean e interrumpen la tarea del resto, no aportan nada, son un lastre para el resto, pero que le vamos a hacer “también son socios y herederos”.

En definitiva, cuando te partes el pecho por dejar a tus hijos una empresa solvente, para que ellos continúen su vida profesional, en la que has dejado  más que la piel, te puedes encontrar con que tus hijos posiblemente no la quieran, o no den la talla para recibir tan valioso legado.

Hay una clase especial de herederos que con mucho trabajo, están a la altura de lo que reciben y también se esforzarán por ser ellos quien marquen el camino a seguir del resto de sus familiares.

Existen otro tipo de herederos que han obtenido una gran formación encaminada a recibir el legado de sus familiares, para estos será el éxito de recoger el testigo. Tendrán un problema que superar, que será conseguir un toque de humildad.

Esto será difícil, pues son los dueños de una empresa que no han creado, pero que si disfrutan. Han conseguido su carrera y título, sus padres han hecho real que así sea. Es decir “LO TIENEN TODO” por ello, es duro conseguir esa virtud tan inalcanzable para los herederos de algo Grande creado por su familia, que es LA HUMILDAD. Por tanto enhorabuena a los que con este perfil si sois humildes.

SOLUCION AL SOCIO FAMILIAR INCÓMODO

Tan solo existe una solución a este problema, que es comprar a la rémora su participación familiar para el resto, pero éstos, nunca comprarán, ni venderán, ni apoyarán en la empresa. Tan solo molestarán a los demás con sus taras psicológicas, con sus atavismos y con sus insatisfacciones personales. Lo peor que le puede pasar a un inútil es saberse tal, pues pasará toda su vida esperando que los demás no perciban ese aspecto de su personalidad.

Quiero romper una lanza en favor de los herederos sacrificados que han estado a la altura de las circunstancias, y con su trabajo han continuado la empresa de sus padres a pesar de las rémoras familiares que han soportado día a día.

EXCEPCIONES A HERENCIAS FAMILIARES

Pero déjenme también recordar a todos aquellos muchachos que no han recibido nada de sus familiares, ni formación, ni empresas, ni recursos económicos ni educación para poder tener un espíritu de trabajo que les empuje a triunfar.

Cuando alguien que cumple estas características anteriores no acaba siendo un desgraciado sin ocupación, se convierte en un ser especial que se ha hecho a sí mismo.

Es tan difícil que alguien así triunfe, como sembrar maíz en el desierto y conseguir frutos. Pero estos, se van forjando a sí mismos sin ayuda, con el sistema de ensayo-error, y con un coste emocional y profesional tan alto, que sabemos que esa persona marcará cualquier camino que recorra con su impronta personal.

En definitiva LA HERENCIA FAMILIAR, es algo que cuando se recibe, te hace afortunado, pero que si no se recibe y se sale adelante, te hará aún más afortunado que a los herederos, pues tú eres el que comenzarás ese castillo familiar de negocios y  tus herederos estarán bien orgullosos de ti, por el legado que recibirán creado de la nada.

EN BUENAS MANOS

Gracias también a aquellos herederos de negocios, que no solo mantienen el de sus antepasados, sino que lo mejoran y ceden a los suyos algo más grande aún que lo que recibieron, estos son generosos y trabajadores.

Pero por último me gustaría invitar a “las rémoras” a que no se aprovechen de su familia ni avergüencen a sus antepasados con su holgazanería. Es necesario vender a la familia vuestra participación y montar algún negocio. No os irá bien, pero al menos os hundiréis vosotros solos y no a los vuestros.

Espero y deseo con esta reflexión, no herir la sensibilidad de nadie, tan solo muestro perfiles reales de personas a las que he encontrado en mi vida profesional y que he observado atentamente la evolución de su actividad para aprender algo de todos.

Admito no obstante comentarios, por favor necesito vuestra participación aunque sea para censurar estas reflexiones…

Muchas gracias

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LOS BANDOLEROS DE SIERRA MORENA

Un bandolero, (también llamado bandido, encartado, brigante, salteador, proscrito o forajido) era un hombre armado que se dedicaba al robo y al pillaje, y más raramente al contrabando y al secuestro. Por lo general, asaltaban a los viajeros en los caminos peligrosos de las montañas. No solían actuar en solitario, sino organizados en cuadrillas. Su equivalente en el mar es la llamada piratería o bandolerismo marítimo.

¿Qué pensaban ustedes? que esta figura social histórica, que inspiró tantas líneas literarias en su época, ¿no iba a tener su reflejo en la sociedad actual?

Pues créanme que sí lo tiene, los bandoleros actuales, enmascarados en nuestra época moderna y disfrazados con ropas acorde con el siglo XXI, engañan, roban y atacan  a sus iguales, con una apariencia honrada y un corazón sucio que esconde las más oscuras pasiones, sentimientos de egoísmo, envidia y ganas de enriquecerse a costa de los demás, aunque sea por unas monedas, por un café o por una consumición.

Pero hablemos un poco de ellos y de sus diferentes formas de actuar.

EL BANDOLERO DEL TIEMPO

Quizá puedan reconocer esta figura tan usual en nuestros días; este individuo, normalmente actúa en solitario y tiene como objetivo aquel caminante de la sierra que día a día a través de su forma de conducirse por la vida, deja una estela de prestigio y honradez que de todos es conocida.

El bandolero del tiempo se acercará a este tipo de personas para exprimir sus recursos, sus conocidos, sus habilidades y también para pedirle favores, recados, dádivas, y poder participar en sus negocios de forma total o parcial. Al ladrón, siempre se “le quedará algo en las uñas”, cuando viaja por las sendas de la sierra acompañado de un “honrado caminante”. Comerá de sus alimentos, beberá de su agua, y disfrutará de la compañía agradable que ofrece un hombre de bien.

Por ello el parásito, tenderá a aprovechar el mayor tiempo posible al lado de nuestro hombre honrado y exprimir sus recursos; y  veremos como a lo largo del camino aparecerán más maleantes similares que esperarán a que se aleje el anterior, para así proceder  a imitar dicho atraco del tiempo.

Moraleja:

Un caminante honrado debe escoger sus compañeros de camino, pues de lo contrario, se encontrará “bandoleros del tiempo” a cada recodo de la senda, que irán poco a poco exprimiendo sus recursos hasta dejarlo exhausto.

EL BANDOLERO DE NEGOCIOS

Que me dicen de aquellos individuos que suponiendo cosas en común desean acompañar al “honrado caminante”, esgrimiendo argumentos como tener el mismo destino, ser de la misma procedencia o suponerse habilidades complementarias al mismo, para poder andar juntos el mismo camino y poder realizar actividades conjuntas previamente definidas. Aunque el desenlace será que el “bandolero de negocios” no cumplirá nada de lo prometido y se aprovechará del buen caminante que hará su trabajo y el del bandolero.

Esta práctica está muy extendida en la actualidad, el símil utilizado podría ser que en la época de los “bandoleros de negocios”, éstos se comprometerían a cazar, a cocinar y a tirar de las caballerías; así como de ocuparse de la provisión de mantas o abrigos para pasar la noche, encender fuegos y buscar alojamiento seguro. Mientras, el caminante honrado le ofrece la seguridad del viaje, los salvoconductos reales y los recursos necesarios para poder llevar a cabo la travesía, teniendo en cuenta que repartirán a partes iguales los beneficios de dicho viaje o las ventas de mercaderías que realizarán en el mismo.

En la actualidad vemos que los bandoleros se convierten en socios con grandes ideas y con propósitos de futuro brillantes de los que todos nos vamos a enriquecer; pero finalmente, solo han utilizado a la víctima para exprimir su sabiduría, sus contactos y habilidades, para conseguir financiación, credibilidad ante bancos, proveedores, gestorías, o para montar otros negocios por su cuenta sin contar con nadie, sacando todo lo que se te pueda aprovechar para sí y dejando finalmente, los problemas o rescoldos que ellos no necesitan para alimentar su desmedida avaricia.

Moraleja:

Al igual que en los caminos, debemos  escoger a los socios en nuestros negocios; socios, que estén dispuestos a repartir, tanto esfuerzos y trabajos, como beneficios. No podemos consentir que siempre trabajemos los mismos y que luego repartamos los beneficios entre todos. Y tampoco debemos permitir que cuando haya dificultades sean para nosotros y cuando haya beneficios, estos se oculten bajo un sin fin de artimañas con el objeto de que solo se beneficien de ellos los Bandoleros de negocios.

Por tanto, antes de emprender un camino, es de vital importancia asegurarse de hacerlo con alguien que cuando estés dormido en la noche, sepas con seguridad que no te robará la bolsa y te atacará para que te coman los lobos.

LOS BANDOLEROS HOLGAZANES

Esta modalidad, es bastante menos peligrosa, incluso en ocasiones pueden ser agradables; provienen de la corte, han sido bufones, o romanceros, también suelen ser bardos o artistas. Es decir tienen ciertas habilidades tanto sociales como artísticas que te pueden hacer pasar un buen rato, son graciosos y entretenidos y los llevarás subidos en el carro durante el tiempo necesario para que ellos lleguen a donde quieren, pero no pretendas ningún tipo de ayuda por su parte, salvo el entretenimiento con su compañía, porque su capacidad de trabajo es limitada, tan solo cantarán, bailaran o contarán historias cuando ellos quieran.

Moraleja:

¿Por qué no subirles al carro? no son molestos, si no pretendes nada de ellos y si ya sabes a lo que atenerte, no te darán problemas y te divertirás; son tan graciosos y tienen tanto talento que incluso aprenderás muchas cosas de ellos y tu también podrás robarles su energía y su arte. Por tanto, los “bandoleros holgazanes” aunque los lleves a su destino, siempre y cuando se corresponda con el tuyo, no te darán problemas, y el viaje será beneficioso para ambos.

Pero… es necesario tener cuidado, pues si los destinos de ambos son diferentes te puede acarrear problemas y convertirse en un compañero de viaje incómodo.

Historia

El fenómeno del bandolerismo es universal y muy antiguo; se origina en regiones donde la miseria y la injusticia se han cebado especialmente con algunas personas empobreciéndolas y arrojándolas en brazos del contrabando, el robo o el crimen, generando de esta manera una forma más o menos colectiva de saqueo organizado. Una interpretación menos romántica, por el contrario, ve en los bandoleros a vagos, malhechores, criminales, prófugos e hidalgos arruinados por el juego o por los vicios. Lo cierto es que el bandolerismo es un fenómeno complejo, enmarcado en contextos históricos y sociales de gran dureza y con referentes morales distintos a los de las democracias actuales, por lo que seguramente no se puede reducir ni al estereotipo del individuo malvado por naturaleza ni al del generoso Robin Hood que reparte entre los pobres lo que roba a los ricos.

Debemos de tener en cuenta, que venimos de una época económica floreciente, en la que el dinero se movía rápidamente y el modelo capitalista, invitaba al consumo desmedido; coches, boom inmobiliario, especulación a raudales por el rápido negocio de la compra-venta de inmuebles. Grandes negocios y también pequeños, pero de rápida ejecución. Todo esto nos ha llevado a un nivel de vida que no se adecuaba con nuestra realidad.

Todo el mundo era propietario de inmuebles, vehículos caros, segundas residencias, clubes sociales de reconocido prestigio, viajes a hoteles de 5 estrellas gran-lujo y sobre todo un gran consumo diario que se soportaba junto al resto de los consumos anteriores gracias a la financiación de los grupos bancarios, que fomentaban también, la formalización de grandes préstamos a muy largo plazo que obligaban a una cuota mensual muy reducida, lo que nos permitía esta calidad de vida de clase alta.

Pues bien, en los últimos 3 años, ya a finales del 2.008 hemos  visto que las entidades financieras han recortado la puesta en la calle de dinero, y se ha producido una crisis tan fuerte como para tambalear el sistema económico mundial; en tres años que llevamos de agonía financiera, se ha producido en nuestro país un empobrecimiento masivo, una pérdida de empleos importante y un paro elevado.

 Este fenómeno azota gravemente a la sociedad que vuelve a trasladar a los ciudadanos la necesidad de imitar los comportamientos de los “bandoleros”  de la sierra.

Las personas pierden sus valores, ya no nos sirve un apretón de manos para cerrar un negocio, es necesario un contrato. Ya no nos sirve prestar dinero a un amigo, pues lo más probable es que nos quedemos sin dinero y sin amigo.

Proliferan las personas “con brazo corto”, ( no les llega el brazo al bolsillo, para así poder pagar en los bares) que estaban acostumbradas a consumir, a fumar y comer diariamente, es decir, a alternar, pero ahora lo intentarán hacer a costa de los demás.

Veremos como aumenta la morosidad en los bancos, cada vez menos personas pagan sus deudas a tiempo. O las pagan tarde, mal y nunca, para así poder seguir manteniendo su nivel de vida.

Otras personas se aprovechan de su familia, de sus ex-parejas y usan y disfrutan sus viviendas aunque no sean suyas con excusas como divorcios, testamentarías, etc.

Veremos abogados corruptos que por dinero, resolverán casos difíciles pues disponen de información privilegiada.

O también chantajes emocionales o económicos que dirigirán los destinos de determinados negocios interesantes.

También, por desgracia veremos que valores tan encomiables como “LA AMISTAD”, pasan a un segundo plano.

Ejemplo: Una factura de un taller que se había pactado entre amigos a “medias” de importe 140 € cada uno, tras la venta de un vehículo entre ambos con resultado satisfactorio para los dos.

Llega la hora de pagar al taller, uno de los dos “amigos” dice la siguiente frase: “ya se que este coste lo habíamos pactado a medias estaba hablado y negociado entre amigos con un apretón de manos, pero si esto no nos va a llevar a ningún sitio, prefiero que lo pagues tu todo”.

¿Qué les parece?, por una cantidad tan exigüa, poner en duda la amistad, el compromiso y la confianza entre ambos, no tienen ningún sentido ¿verdad?, pues estas cosas suceden en momentos como este.

EL EFECTO ROBIN HOOD

Ante tanta falta de amistad, incluso los “honrados caminantes” que tontos, tampoco son, comienzan a aplicar su propia justicia contra los bandoleros, que como todos los que andan por la sierra, en sendas oscuras o traicionados por la oscuridad de la noche, caen en barrancos o cunetas, o pierden sus caballos y quedan a merced del siguiente caminante.

En condiciones normales un “honrado caminante” ayudaría al bandolero a seguir su camino y le socorrería, pero, y si ese bandolero que acaba de ser pasto de la fatalidad, hubiera robado a nuestro buen caminante en jornadas anteriores y aún mantuviera el botín de este en sus alforjas.

Pues bien, el bandolero se merecerá que nuestro “buen hombre” recupere sus pertenencias y el resto de botines que ha amasado el bandolero. Recuperando sus bienes y distribuyendo el resto entre los pobres que va a encontrar en el camino que merezcan con su comportamiento, la generosidad de nuestro “honrado caminante”.

Este es el efecto Robin Hood, y créanme, es muy agradable aplicar la justicia directamente sobre aquel que nunca respetó tan brillante valor.

“LA JUSTICIA EN ENERO ES MUY RIGUROSA, PERO EN LLEGANDO FEBRERO, YA ES OTRA COSA”.

Si hacemos caso omiso de la fértil historia del bandidaje en la Edad Media, en la que podemos citar a los golfines manchegos, siempre en épocas de guerras, hambrunas, epidemias, revoluciones o crisis. El Nuevo Mundo también padeció este azote: en los Estados Unidos son célebres Joaquín Murieta, Billy el Niño, John Wesley Hardin, los hermanos Jesse y Frank James y otros hermanos, los Dalton, entre muchos otros.

En la actualidad podemos hablar de Lehman Brothers,  y otros bandoleros económicos anónimos, que han iniciado la crisis económica mundial a causa de las “subprime”, con las consecuencias actuales.

El bandolerismo en España

Las Siete Partidas contienen leyes para proteger a los mercaderes que son frecuentes víctimas de estos delincuentes, llamados por entonces bandidos, por haber sido pregonados en algún bando de busca o captura, forajidos, por haber sido expulsados o huidos de alguna ciudad, relegados, acotados o encartados.

En nuestra actualidad los bandoleros no salen en los bandos pues ya no existen, pero al final todo el mundo ya sabe quienes son e intentan evitarles.

Encubridores: por lo general venteros, posaderos, chalanes, cuatreros, prostitutas, contrabandistas, ermitaños o incluso merinos y corchetes asociados a los bandidos, por no citar a los mismísimos nobles, con frecuencia apurados por deudas:

También había salteadoras femeninas o serranas. El fenómeno era tan grave en La Mancha que suscitó una reacción social, al fin, cuando una banda denominada los Golfines aterrorizaba la meseta sur en la baja Edad Media, lo que dio lugar al nacimiento de la primera guardia civil moderna, la llamada Santa Hermandad vieja de Toledo y Ciudad Real, que tenía su centro de ejecuciones en la localidad ciudadrealeña de Peralvillo.

Hoy estas “serranas” tienen permiso de atraco, se denominan “busconas” y es fácil encontrarlas, buscan dinero, posición y lo hacen en la nocturnidad y en la alevosía.  Ya no atracan en Sierra Morena, lo hacen en los pub, restaurantes y posteriormente en los tribunales.

Un lugar clásico para salteadores de caminos era Sierra Morena, ya desde el siglo I a. C., como se ha visto, y no en vano llegó a acuñarse la frase hecha de «váyase a robar a Sierra Morena».

 El reinado de Fernando VII fue especialmente proclive al bandolerismo, cuando el ejército regular fue sustituido por los Cien mil hijos de San Luis, pagados por el monarca, que no se fiaba de su propio ejército y lo sustituyó por la milicia de los Voluntarios realistas. Es la época de bandoleros como Juan Delgado, los siete niños de Écija, especializados en asaltar cortijos; Diego Padilla, más conocido como Juan Palomo, Jaime el Barbudo, José María Hinojosa, más conocido como el Tempranillo.

Otros bandoleros son: Francisco Esteban; el madrileño Luis Candelas, famosísimo ladrón; Diego Corrientes, el Cristo, el Tragabuches, el Tempranillo, el Vivillo que escribió sus propias memorias antes de suicidarse, El Pernales, el Cojo de Encinas Reales, Navarro el de Lucena, Caparota el de Doña Mencía, Pepe San Nicolás en la provincia de Cuenca, Orejita, Palillos, el Ciervo, Melgares, el niño de Arahal, y muchos más a que no puede bastar cuenta cierta. El que es considerado como el último bandolero Pasos Largos murió el 18 de marzo de 1934.Uno de los bandoleros que nunca se han encontrado, y que era de la partida de El Bizco, es [Miguel Duplas Caseucau]

Estoy convencido de que ahora mismo les podría enunciar otros tantos “motes” de bandoleros que actúan en nuestra época, si no lo hago, es por discreción, y para no emular los “bandos” de aquella época en un medio como este, en el que publico este capítulo.

Lejos de la violenta realidad, normalmente, la literatura, la televisión y el cine han dado una visión romántica del bandolero, similar a lo que sería en la tradición anglosajona la figura de Robin Hood. Dan la imagen del bandolero que roba con un fin social (bandidos sociales), siguiendo, el lema clásico, Robar al rico, para darle lo robado al pobre, o sea, una forma a las bravas de hacer un reparto equitativo de la riqueza. En este sentido, el bandolero es un héroe popular. Los rasgos más destacados de los bandoleros son la gran habilidad mental y física.

Un ejemplo de bandolero en literatura es el bandolero que aparece en El Quijote, Roque Guinart. Otro ejemplo es la serie de televisión española Curro Jiménez emitida por primera vez en RTVE en 1976 y que narraba las aventuras de un grupo de bandoleros en la Andalucía del Siglo XIX, inspirándose en las andanzas de Andrés López, el barquero de Cantillana.

Clases de bandoleros

Bandolerismo en Andalucía

La práctica del bandolerismo en Andalucía se remonta prácticamente hasta la Antigüedad, y ello es debido tanto a la orografía andaluza (Sierra Morena, Despeñaperros, Serranía de Ronda) como a distintos condicionantes socioeconómicos que se dieron a lo largo de los siglos. En la provincia de Cádiz se encuentra el peñón de Algarín, a cuya sombra se halla El Gastor; salteador de caminos, ladrón rural. Precisamente por la Serranía de Ronda y de Cádiz anduvo fugitivo Omar Ben Hafsun, en el siglo IX, remoto precedente de los bandoleros del XVIII y XIX de la zona.

Algunos autores dan tres motivos por los que se dio el bandolerismo en Andalucía: el atraso e incultura del pueblo llano, el abandono por parte de las autoridades a la hora de reprimir esas actitudes marginales y la enorme distancia entre clases sociales. La comunicación entre Madrid, capital del reino y Andalucía a través de Despeñaperros, lugar donde había que abandonar los carruajes para pasar a lomos de mulas por un tortuoso camino, favorecía el bandolerismo. Hasta la pragmática de 1760 de Carlos III en que ordena la construcción de una carretera, la zona estuvo dominada por los bandoleros. El fin del bandolerismo andaluz se dio a fines del siglo XIX, con las medidas adoptadas por el gobernador civil de Córdoba (con ciertos poderes sobre Sevilla y Málaga) Julián Zugasti y Sáenz a partir de 1870, y en los primeros años del XX, en parte debido a la aparición del telégrafo y el ferrocarril y a la presión que sobre ellos ejerció la Guardia Civil mediante una demasiado amplia interpretación de la Ley de fugas.

Conclusión:

Hemos de convivir con nuestros “bandoleros de hoy” y no podemos evitar contactar con ellos, forman parte de nuestra sociedad, pero lo que si podemos hacer, es reconocerles y así protegernos de ellos sabiendo que nos pueden robar en cualquier momento, tiempo, negocios, dinero, amigos, etc.

Sabiendo en que recodo nos pueden encontrar, tan solo deberemos rodear el camino y así evitarlos. No obstante no olvidemos que también en alguna ocasión podremos emular a Robin Hood si el destino nos lo permite. En ese caso no dudéis, atacad con fuerza y sed generosos con los oprimidos…

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LA VIDA Y EL MONOPOLY

Seguro que todos vosotros habéis jugado a este apasionante y motivador juego de mesa en alguna ocasión.

¿No es emocionante el mero hecho de participar?; jugando, aferrado a un objeto grotesco como una bota, un cochecito o un tren como ficha; El momento inicial de tirar los dados y comprobar que sales el primero, porque has obtenido la mayor puntuación. Avanzas con un seis en los dados hasta la primera casilla,  ya te puedes comprar esa calle,  pues el dinero y las posesiones que has obtenido para jugar te lo permiten.

Pues bien, en la primera vuelta de juego ya ves la suerte que te depara esa partida, vuelves a pasar por la casilla de salida y a cobrar de nuevo tu pequeña recompensa por llegar hasta allí, y ya no lo puedes parar; una aventura rápida, emocionante, descontrolada y sometida a los avatares de la suerte. Caes en casillas que te obligan a pagar por tus propiedades, se queman tus viviendas, pagas impuestos, te meten en la cárcel,  retrocedes casillas y no cobras al pasar por la salida,  pagas por caer en calles de otros, te arruinas, te sonríe la suerte, cobras por tus calles y viviendas, avanzas casillas, te toca una herencia, etc.

En el Monopoly se suceden los acontecimientos felices y tristes, situaciones  sacrificadas y violentas, te sonríe la suerte y también te acecha la desgracia, y todo esto sucede de forma diferente en cada partida.

Pues bien, la idea que hoy pretendo transmitiros es que la VIDA MISMA de cada uno de nosotros, no es más que una partida de MONOPOLY.

Todos recibimos, para comenzar nuestra partida una formación académica, unos recursos familiares y naturales, y una experiencia que marcará nuestro estilo de juego.

La forma de jugar de cada uno le indicará su suerte en la partida, así como en la vida; se puede ser valiente y arriesgado, o bien cauto y comedido, cobarde y conservador o bien directamente no jugar y ver como se la juegan nuestros compañeros de mesa.

Pero si decidimos jugar, hemos de saber que nuestro tablero será nuestro entorno vital, nuestra ciudad, nuestro trabajo, nuestra familia, nuestros amigos, nuestras inversiones, nuestras propiedades; seremos nosotros mismos los que manejemos los hilos de nuestro destino.

En la vida, como en el juego, no siempre tenemos suerte y por ello, no debemos desesperar,  pues hemos de seguir jugando mientras la partida continúe. Pasaremos por la salida y cobraremos nuestra nómina todos los meses, decidiremos nuestras compras y ventas, así como nuestras amistades, pero hay cosas que nacen de los dados que no podemos escoger:  sacar un cuatro, nos envía a la casilla de la cárcel, al igual que un ataque de apéndice nos hospitaliza veinte días.

Lo que pretendo decir es que cada suceso desgraciado o poco agradable que nos depare la vida, hemos de relativizarlo como si se tratara de un juego, con la certeza de que algo positivo ocurrirá, que resuelva esa situación negativa que hayamos sufrido; pronto llegará una buena racha con la que nos desquitemos de nuestra mala suerte; claro está, siempre y cuando, juguemos nuestra vida y nuestra partida de Monopoly de forma valiente, positiva y resuelta. Al final podrá más la actitud ante el juego y la vida, que la propia suerte.

Hay personas que aun saliéndole bien la puntuación de los dados, piensan que son desgraciadas, les falta una actitud ante la partida y la vida que les haga felices e invencibles, mientras juegan y viven.

Tan solo es necesario tener presente algo muy duro de asimilar, y es que solo jugaremos una partida en nuestras vidas, por ello les recomiendo, que mientras la juegan, disfruten del azar y jueguen con su suerte, con la visión interior positiva de que todo les va a salir bien. Les resultará una partida muy entretenida y entusiasta, y sus compañeros de juego disfrutarán de un contrincante optimista con el que habrá sido un placer compartir esa partida y su vida.