Hoy vamos a recrear aquella maravillosa frase que se oyó clamar en la toma de juramento de nuestro querido Cid campeador a su Rey Alfonso VI, en la que le pidió jurar que no tomó parte en la muerte de su hermano Sancho.
La Jura de Santa Gadea es una leyenda medieval transmitida por el Romance de la Jura de Santa Gadea, en la que se narra el juramento que supuestamente hubo de prestar el rey Alfonso VI de León en la iglesia de Santa Gadea de Burgos, a finales del año 1072, a fin de demostrar que no había tomado parte en el asesinato de su propio hermano, el rey Sancho II de Castilla, quien había sido asesinado durante el Cerco de Zamora, que se hallaba en manos de su hermana, la infanta Urraca.
Romance:
En santa Águeda de Burgos, do juran los hijosdalgo, le toman jura a Alfonso por la muerte de su hermano; tomábasela el buen Cid, ese buen Cid castellano, sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo, con unos evangelios y un crucifijo en la mano.
Las palabras son tan fuertes que al buen rey ponen espanto. —Villanos te maten, Alfonso, villanos, que no hidalgos, de las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos; mátente con aguijadas, no con lanzas ni con dardos; con cuchillos cachicuernos, no con puñales dorados; abarcas traigan calzadas, que no zapatos con lazo; capas traigan aguaderas, no de contra y ni frisado; con camisones de estopa, no de holanda ni labrados; caballeros vengan en burras, que no en mulas ni en caballos; frenos traigan de cordel, que no cueros fogueados. Mátente por las aradas, que no en villas ni en poblado, sáquente el corazón por el siniestro costado, si no dijeres la verdad de lo que te fuere preguntando, si fuiste, o consentiste en la muerte de tu hermano.
Las juras eran tan fuertes que el rey no las ha otorgado. Allí habló un caballero que del rey es más privado: —Haced la jura, buen rey, no tengáis de eso cuidado, que nunca fue rey traidor, ni papa descomulgado.
Jurado había el rey que en tal nunca se ha hallado; pero allí hablara el rey malamente y enojado: —Muy mal me conjuras, Cid, Cid, muy mal me has conjurado, mas hoy me tomas la jura, mañana me besarás la mano.
—Por besar mano de rey no me tengo por honrado, porque la besó mi padre me tengo por afrentado.
—Vete de mis tierras, Cid, mal caballero probado, y no vengas más a ellas dende este día en un año. —Pláceme, dijo el buen Cid, pláceme, dijo, de grado, por ser la primera cosa que mandas en tu reinado.
Tú me destierras por uno, yo me destierro por cuatro. Ya se parte el buen Cid, sin al rey besar la mano, con trescientos caballeros, todos eran hijosdalgo; todos son hombres mancebos, ninguno no había cano; todos llevan lanza en puño y el hierro acicalado, y llevan sendas adargas con borlas de colorado. Mas no le faltó al buen Cid adonde asentar su campo.
Cada vez que repaso este cantar medieval de Mio cid, no puedo evitar hacer un paralelismo actual de los valiosos y sacrificados soldados actuales. Los empleados leales y trabajadores que lo dan todo por su empresa y se ven vulnerados y mancillados por aquellos que aún teniendo menos adornos y sacrificios pueden hacer daño y conseguir la humillación y el desdén de los fieles empleados.
De nuevo volvemos a la desgraciada lacra social de las envidias y malos sentimientos hacia los que destacan por su brillantez frente a la tenue frialdad de la inmundicia y la falta de profesionalidad que siempre confronta con los mejores.
Los peores odian a los mejores por sus logros, los mejores nunca atacan ni reparan en los peores por ello, es aun mas doloroso para estos últimos recibir silencio unido a desprecio.
No hay mayor desprecio que no hacer aprecio, decía mi abuelita María, y que razón tenía.
Pues bien, los Cid campeadores actuales no poseen retrovisor, siempre luchan y miran hacia delante y no protegen su costado de mequetrefes y grises que les siguen por detrás, por lo que a menudo y de forma recurrente reciben puñaladas traperas tráseras en sus costados, que no habían visto venir, pues el ataque viene de los de tu mismo bando mientras tu estás concentrado en el enemigo a batir con tu espada.
Esta sensación de traición que ni siquiera esperas nunca y que te viene de improviso en cualquier momento sin buscarla ya me ha ocurrido varias veces en mi vida profesional y creedme es muy desagradable.
Como siempre os escribo sobre este efecto para que podáis aprender de esta inmundicia y proteger vuestros flancos pues ya he sufrido en los míos varias veces y debo y quiero que reflexionéis sobre ello.
Si os sirve para prevenir ataques de los que os pasan la mano por el “lomo” habitualmente, estaré orgulloso y satisfecho de haberos recordado esta sensación de derrota que se siente cuando te traicionan desde tu propio campamento.
Por tanto aunque os destierren, y con orgullo, multipliquéis vuestro castigo por cuatro, como el Cid Campeador, y volváis a resurgir de vuestras cenizas, recordad que desgasta mas un ataque amigo que cualquier batalla encarnizada que entabléis con un enemigo a batir.
Hacía tiempo que no escribía nuevas aventuras de la vida profesional cotidiana y eso ha sido a causa del «efecto corcho» que a continuación pretendo explicaros:
EFECTO CORCHO
A veces, los varapalos del día a día nos van hundiendo poco a poco, hasta sumirnos en la más absoluta profundidad de nuestra inseguridad.
Cuando de forma continuada, las personas o profesionales que te rodean, socaban tu autoestima y tu fuerza moral se va debilitando hasta hundirse en el fondo de tu alma torturada, parece que es el fin.
Normalmente, es de ley defenderse y no dejarse hundir por enemigos que a menudo valen menos que tu y eso lo sabe todo el mundo que te rodea, pero la noria de la suerte profesional a veces te sitúa arriba y otras por el contrario vas abajo.
Por supuesto que cuando se va abajo es porque te toca esa posición y no a causa de que tu hayas girado la noria del destino con poca fuerza. Es una mera cuestión de suerte de naipes; a veces salen blancas y otras veces negras.
Cuando nos van mal las cosas debemos luchar y defendernos, pues sabemos que vamos al fondo irremisiblemente y además nunca aparece esa mano de la superficie que te arria hasta ella, sino que deberemos flotar y nadar hacia arriba solos para conseguir el efecto corcho y no dejarnos hundir por nadie.
Un corcho lo es, por sus cualidades físicas y morfológicas de flotabilidad y material ligero. Ustedes deben procurarse de material ligero cuando se hunden, desprendiéndose de lastres que pesen y eliminando todo lo que no necesiten.
No necesitan el peso innecesario de acarrear los problemas de otros, no necesitan ropas o adornos pesados como sus altos endeudamientos, o sus valiosos vehiculos. Tampoco van a necesitar hundirse con pesadas e inútiles compañías, que lejos de ayudarles, les van arrastrando más, al fondo con su peso muerto e innecesario.
Pues bien, ya están solos, y solo dependen de su cuerpo y su fuerza para nadar y flotar hacia arriba.
Si ustedes son fuertes, nadarán con convicción y durante el tiempo necesario sin darse por vencidos.
Llegarán a la superficie, sea la que sea la distancia que les separa, pero no olviden que su cuerpo debe de estar dotado de ligereza y flotabilidad, como el corcho y además ser impermeable a los problemas que le hunden. Con esas características conseguirán salir a flote tantas veces como sean hundidos por las duras corrientes de la vida profesional.
Pero aquí viene lo más interesante, cuando ustedes hayan sido capaces de subir a la superficie, acuérdense de que cuando estaban hundidos en el fondo, alguien les ayudo y les insuflo una bocanada de oxígeno, que les permitió subir a la superficie.
Incluso si esa persona es muy humana, valiente y desinteresada, seguro que le trasladó el oxígeno que él mismo necesitaba para salir a flote. Esa persona vale la pena y será también un corcho, pero debe de ser usted quien le dote de flotabilidad.
En cuanto este arriba, a salvo, no se suba a la balsa, coja una buena bocanada de aire y vuelva al fondo a buscar a sus amigos que le ayudaron, aunque no le queden fuerzas; y hágalo hasta el agotamiento.
Eso les dará la medida de su tamaño como personas y profesionales, que otros valorarán, y les harán crecer, o si no fuera así, a usted le servirá para ser mejor persona y profesional.
Bien, efectuando esta reflexión, trasladamos al mundo profesional estos perfiles descritos anteriormente en nuestro capítulo de “echarse a la larga” (holgazán, desahogado, autoritario), destacando que el éxito se encuentra en el esfuerzo, la dedicación y la constancia; son tres virtudes que deberemos perseguir como piezas clave del éxito.
Con ellas, llevaremos nuestros objetivos al más rotundo de los éxitos, sea cual sea la dificultad que en el camino encontraremos.
Echarse a la larga es una tendencia natural de todo profesional que se ha apartado de estas tres coordenadas de éxito y las ha sustituido por otro tipo de habilidades en las cuales, usted perderá, pues será explotado si no percibe este indicio de actividad pasiva; en su jefe o compañero de trabajo.
La tremenda resistencia al trabajo, la comprobamos diariamente en la tendencia natural de personas o incluso animales de «echarse a la larga», cuando vean a sus semejantes en posición horizontal, acuérdense de este artículo y verán la cara de la «holgazanería.
Los leones, los perros, los ancianos, nuestra familia el mundo entero tiende a «echarse a larga”, quizá usted ahora lo esté y eso debemos evitarlo si no queremos caer en la desidia y el desastre.
Esfuerzo, dedicación, constancia
Esfuerzo
Solo con escribirlas ya me siento agotado, esforzarse es un empujón moral y físico que permite a un individuo llegar más allá en cualquier actividad que cualquier otro. Necesitará fuerza, ánimo, tiempo, coraje y determinación para llegar a la categoría de esfuerzo.
Cuando alguien trabaja más que sus semejantes, se ha esforzado, cuando se nota que hay un extra al trabajo diario, eso define esta bonita y respetada palabra; todo el mundo siente admiración hacia esta virtud salvo los envidiosos.
Dedicación
No podremos ser perfectos y alcanzar «el éxito» si no practicamos; al igual que un atleta olímpico no podrá obtener medallas si no repite su ejercicio hasta la saciedad; esta dedicación que nos regalan como ejemplo nuestros mejores deportistas es el fruto de una sana preparación y de tantas repeticiones hasta alcanzar la perfección que pocos igualaron, por ello el que más dedique ganará la medalla y obtendrá el éxito, en el deporte y en su vida profesional.
Constancia
Es una virtud que necesita, para ser efectiva, como aliado al tiempo; una gota que cae en una piedra de granito cada segundo conseguirá agujerear la misma, pasado cierto tiempo, esto es la constancia.
Ustedes conseguirán el éxito con ayuda de una rutina de esfuerzo y dedicación diaria, mantenido en el tiempo. Serán invencibles, pues la diferencia con sus semejantes marcará un rotundo éxito.
Éstas son las tres «meninas» que usted necesitará para obtener su preciado éxito laboral, búsquelas y practique con ellas, son enemigas frontales de las «virtudes» de aquel que se «echa a la larga», por ello tenga presente estas dos trilogías de virtudes contrapuestas que le ayudarán a recapacitar, cuando desee triunfar.
Después vendrán frases como «que buena suerte has tenido» o «que bien situado estas», «así cualquiera, con el puesto que tienes». Recuerden estas palabras se las dirigirá alguien que seguro que en ese momento esta «echado a la larga».
Que difícil es «echarse a la larga» ¿verdad?, Cuando hemos de pelear durante el día hasta que llega ese momento y volvemos a casa, bañamos a los niños, les damos de.cenar, hacemos nuestra cena, ayudamos a recoger la casa, y un largo etcétera que todos ustedes conocen, llega ese momento mágico.
Para poder echarse, hoy en día, dados los tiempos que Corren, debemos de tener varios adornos morales que les vamos a ejemplificar a continuación :
El holgazán
Este personaje trabajara lo menos que pueda toda su vida en su quehacer diario, en el que nunca realizará horas extras ni buscara mejoras, ascensos, cambios u otras alternativas, pues no las desea, ni siquiera lo piensa, tan solo y como una pareja de bueyes acuden a su mente las dos obsesivas ideas de echarse y de tragar. Tragar es como comer pero de.forma compulsiva, con ansía viva y con preocupación de que se acabe o lo coman otros miembros de la familia.
Este personaje deplorable en su responsabilidad familiar usa de «echarse a la larga» siempre que puede y esto como ustedes comprobaran , si tienen la desgracia de tener esta «especie» en casa, va en detrimento del resto de la familia que debe responsabilizarse de todas aquellas tareas y quehaceres que la «res» obvia por completo, incluyendo además el trabajo que permitirá la manutención de los miembros de cada familia.
Cuando alguien se «echa a larga» y ustedes están cerca de este individuo, piensen que tarde o temprano, tendrán que hacerse cargo de asuntos, tareas y trabajos que le corresponden al «yacente». Cuya única tarea una vez echado, será procurarse alimentos cuando le apriete el hambre, siempre aprovechando las oportunidades que le ofrecerán el resto de la familia cuando ellos coman; este asimismo se alimentará de sobras, cosas sin guardar en la nevera, potajes recién hechos, chorizos colgados en cuerdas en la terraza, etc.
Llegará hasta tal extremo la holgazanería y dejación tan básica de sus obligaciones, que en alguna ocasión a modo de ejemplo, un «yacente» se levanto a beber agua del frigorífico, directamente de la botella y por abandono y ansía se le olvido respirar antes de beber, esto unido a que el hombre tenia sed, ocasionó una perdida de conocimiento acompañada de lipotimia que le hizo caer y abrirse la cabeza como un melón, acontecimiento que le hizo subir a urgencias acompañado de las personas que en aquel momento le cubrían sus tareas. Esto ocurrió primero provocado por el ansía y la sed que de forma egoísta sintió el individuo, y por otra parte, hasta que no fue necesario, no se levanto del lecho, por lo que ya se trataba de una urgencia. Así cayó un holgazán abriéndose la cabeza tan sólo por no respirar de pura holgazanería y ansía viva.
El aprovechado o egoísta.
Aquí tenemos otro común adornó moral que abunda mucho en los humanos, hablamos de aquel perfil personal cuyo único fin o destino de cualquier actividad o situación es comprobar que puede obtener para si; a estos personajes se les caracteriza con el síndrome de «para mi».
Esta reacción la tienen primeramente los bebes pequeños; cuando se educan con uno o dos años, pasan por la fase en la que todo les pertenece, todo es de ellos, todo lo que ven lo quieren y sus caprichos deben de ser cumplidos de forma inmediata.
Pues bien “un aprovechado o egoísta” nunca superará esta fase de la infancia y continuará comportándose como un bebe y con las mismas actitudes que antes describíamos toda su vida.
Esto implicará que el resto de su círculo cercano, trabaje en exclusiva para ofrecerle cuanto se le antoje; todo lo querrá, todo le vendrá bien y todo le gustará, y que cosa hay que nos guste tanto a todos que “echarnos a la larga” pues sepan que este individuo antes descrito tenderá siempre a tenderse a costa de ustedes.
Hoy vamos a reflexionar sobre la presión profesional que se ejerce sobre personas cuyo futuro pende de un hilo.
Cuando alguien recibe instrucciones de un superior jerárquico y lo hace bajo amenaza de expulsión o despido comienza a sentir los siguientes estímulos:
Angustia vital
Se trata de una tremenda sensación de tristeza que va absorbiendo toda la energía vital positiva, sumiendo al individuo en un mar de dudas respecto a su capacidad de trabajo, a la intensidad de su dedicación, se llega a dudar incluso de la propia salud del implicado.
Es una pena que una angustia progresiva vaya minando el subconsciente de una persona hasta convertirla en un «valle de lagrimas», pues este estado se transmite a los familiares, amigos, entorno más cercano de compañeros de trabajo, y créanme, no resulta agradable soportar a «calimeros» que les lloren en su hombro y que les cuenten sus desgracias; por supuesto antes de que ustedes les cuenten las suyas. «todos queremos hablar de nuestro libro».
A cada individuo le duele únicamente su problema o le ahoga su propia angustia; es más, alguien escuchará la angustia de los demás si se trata de alguien comprensivo y compasivo, pero lo hará por educación, cortesía y extrema bondad, pero estará deseando que acabe el «chaparrón» para hablar de su propia angustia o bien para huir hacia alguien más positivo que le recargue de energía y que le aporte algo bueno, eso, o bien, estar solo, pues estará triste y descargado después de oírle a usted y preferirá en el peor de los casos la soledad como alternativa a alguien positivo que no aparezca en ese momento.
En fin, siento ser tan cruel con ustedes, pero la vida de los negocios es así de dura. Los profesionales se cargan y descargan, pero en nuestro mundo comercial no hay lugar para el tiempo empleado en consolar a un compañero, cada uno debe buscar su cargador de energía en su hogar, en su club de amigos, en el campo, o haciendo deporte, pero no busquen cargar en el cargador ajeno pues se lo prestarán una o dos veces pero no más. Cada individuo usa su propio cargador al igual que usted debe recargarse a si mismo.
Teoría del uñero
Un ejemplo claro de esta reflexión es el hecho de que dos compañeros que realizan el mismo trabajo sufran un percance laboral y a uno de ellos le trasladen a doscientos kilómetros de su casa y al otro le toque en suerte quedarse en su casa pero haber sufrido una modificación laboral que le incomoda un poco.
Este último llamará todos los días al «viajero» para quejarse de su mala suerte, de la presión que recibe en su nueva situación y de lo mal que se encuentra respecto de su etapa anterior que realmente era muy satisfactoria y que duro más de seis años.
El interlocutor escucha con paciencia al «dolido» mientras el «viajero» ha tenido que madrugar y comenzar su día dos horas antes que su compañero local que no madruga para quejarse, se lamenta tres horas después del que vio amanecer, pues es cuando se dirige a su trabajo. Termina su jornada, y camina hacia su casa (seis minutos) después de lo que el piensa, siente y sufre como un día aciago.
Mientras el que escucha los lamentos de quien le duele mucho «ese uñero del dedo índice», comprueba que al acabar su jornada de trabajo tan duro o más que el del «uñero», aun esta a trescientos o cuatrocientos kilómetros de su casa; deberá dormir en un lugar extraño sin la compañía de los suyos y pensando en el día siguiente en el que el destino le regalará otros quinientos kilómetros de propina además de un duro día de trabajo; este último personaje está aquejado de una amputación de miembro en contraposición del «uñero» de su compañero, y escucha con paciencia los lamentos de su querido amigo, sin ya ninguna intención de explicar su problema o hablar de su «amputación » pues cuando alguien pierde un miembro, ese dolor tan sólo existe en el subconsciente.
Creo que con este ejemplo, entenderemos «la teoría de uñero» que significa que antes de buscar un hombro en el que llorar nuestras penas, deberemos realizar un ejercicio de Análisis de nuestro interlocutor y comprobar que esté cargado de energía para ofrecernos y que no tenga un problema superior al que nosotros le vayamos a relatar. O quien sabe, quizá podamos compartir ambos los problemas o lesiones comunes y lamentarnos juntos.
Ahogos
En ocasiones nos vemos ahogar, pues es tan fuerte la angustia que sentimos, que parece sobrevenirnos un infarto o bien una angina de pecho.
Nunca antes nos había pasado esto y desconocemos por suerte, los síntomas de un infarto o angina; pero nos duele tanto sufrir Ahogos de impotencia que tememos una enfermedad física que justifique el tremendo dolor producido por el filo de la presión psicología de un superior autoritario y déspota.
Por ello, leemos publicaciones médicas, llevamos pastillas para poner bajo la lengua en caso de urgencia, y comenzamos regímenes para corregir nuestro colesterol y triglicéridos aumentados en índices en épocas de bonanza en las que las cenas con amigos y reuniones con copas y puros eran habituales en nosotros. Hacemos deporte, si nos lo permite el tiempo libre que nos concede está época de angustia, y sobre todo gastamos poco, asimismo, nos entra la prisa por cancelar nuestras deudas y vender nuestro patrimonio realizable, luego hablaremos de esto como el síndrome del «gastador».
Nerviosismo
Hemos hablado en otras entradas de este poderoso efecto, en esta fase se acusa con más fuerza, comenzamos a «ponernos en lo peor”, les recuerdo, que en estos casos lo peor, es quedarse sin ese trabajo que tanto nos esta angustiado en este momento; eso o quedarse sin salud por el peligro de la certeza anterior, por tanto todo se reduce a una única cosa que resuelve todas a la vez, resignación, estoicismo, fuerza de voluntad, trabajo duro y mucha paciencia.
Con todo esto y un esfuerzo titánico para poder trabajar más y mejor que nunca en el momento en el que menos lo van a reconocer y más duro se hará el día a día, conseguiremos vencer el nerviosismo y ganaremos. Y si no lo hacemos, pues la vida a veces, juega malas pasadas, al menos estaremos preparados para una nueva etapa en la que ganará nuestra fuerza.
El síndrome del gastador
El gastador es aquel soldado que desfila el primero en la compañía y que siempre mide algo más que el resto de los soldados, suelen ir en primera fila y su planta y fortaleza, encabezan el desfile.
El desfile de la vida es similar, los gastadores siempre van por delante del resto y más fuerte que los demás, beben su vida profesional y personal a grandes y largos tragos que les sacian a cada momento, disfrutan el momento con gran intensidad y desconocen conceptos como el ahorro, el comedimiento, la prudencia, y por supuesto no piensan jamás en el futuro.
Para un gastador, los indicios de compra los marca el presente, y no pierde el tiempo para embarcarse con valentía en todo tipo de travesías económicas. A saber:
Viviendas céntricas, segundas residencias, negocios, terrenos, inversiones seguras, coches de lujo, motos, quads, cotos de caza, viajes de ocio, nieve, compra de locales de copas, nuevas empresas, etc.
Todas estas compras efectuadas por un gastador constituyen el tremendo lastre de consumo que ahora comprobamos que es directamente proporcional a nuestro endeudamiento.
Por lo antes reseñado, que supone una gran carga emocional y económica, además acumuladas el resto de obligaciones familiares, pues un gastador tiene hijos, familia y personas dependientes de ellos que en el momento del desfile no tenían, nos vemos obligados a realizar un ejercicio de reagrupación que explicamos a continuación como el «salta patras» síndrome contrario al de la «huida hacia adelante» que también leeremos después.
«salta para atrás»
Como explicábamos, hemos apostado muy fuerte y ello nos ha ido consumiendo nuestra generación de recursos mensuales. Hasta ahora y en época de bonanza, tan solo con sujetar el consumo y «huir para adelante» resolvíamos esta situación con dignidad.
Pero ahora en época de crisis podemos perder nuestro flujo de ingresos mensuales en cualquier momento y dejar caer así el espectáculo de platos chinos giratorios que tan sólo se mantienen en movimiento todos, dándoles de vez en cuando a cada uno y por su riguroso orden, un pequeño impulso giratorio. El salta para atrás en una tendencia obsesiva a cancelar préstamos que le ahogan mensualmente, a vender inmuebles y vehículos que no usa y a no realizar aquellos viajes e inversiones a los que estaba acostumbrado.
«la huida hacia adelante»
Es muy difícil huir de la miseria, pues cuando te visita, tiene la característica de abrazarse a ti.
En un momento de «miseria» anterior, se podía acudir a financiación bancaria y gestionar dicha dificultad con dinero prestado, después de todo nuestra «amiga» en época favorable no se quedaba mucho y los préstamos solicitados para tal fin se, cancelaban en un golpe de fortuna o en el momento de realizar una buena operación de venta de coche, moto, vivienda o similar. Por desgracia hoy ya no podemos acudir a esa financiación, ya no existe.
Cuando «la miseria» decidió instalarse en España, por ser un lugar cálido de bonitas playas y buen vivir. Todos los «gastadores» comenzamos a huir hacia adelante; ante la imposibilidad de atender nuestros pagos mensuales; la solución fue ampliar plazos de préstamos a corto plazo (1 a 5 años) a plazos largos con garantías hipotecarias que nos llevaban las cuotas mensuales a 30 años, hipotecando nuestros bienes y reduciendo nuestros compromisos de pagos en una cuarta parte de los mismos, ello nos daba un respiro, además solicitamos algo más de dinero para «desfilar» un poquito más y dotar otra cantidad para unas previsiones de pago de un año de nuestros compromisos. Esta es la auténtica explicación del efecto «huida hacia adelante».
El problema ahora es que se ha acabado el año de dotación de pagos, la miseria sigue tomando el sol en Torrevieja y además le encanta ir a beber sidra a Asturias y comer lechazo en Burgos. No se va, la deuda hay que pagarla y además ahora nos puede fallar el empleo por lo que la llave inglesa psicológica que aprieta la tuerca de nuestra resistencia emocional da un golpe de fuerza más y con un chasquido metálico o un golpe mental, notamos que la tuerca queda loca.
Al girar, ya no aprieta la rosca y un profesional que se ha pasado de rosca, ya no admite más presión pasando a la fase en la que le da todo igual, pues ni puede hacer nada más, ni controla la situación, y le ha superado la presión. Por lo que pasa a situación de «muerte dulce»
En situación de muerte dulce, ocurre que el profesional se relaja de la tremenda presión que sentía para poder trabajar ya en situación crítica, pensando que en cualquier momento acabará de sufrir, y precisamente esa situación de aparente normalidad le otorga una continuidad y una ventaja psicológica que quizá le devuelva una estabilidad laboral gracias a un temple nuevo adoptado a raíz de una nueva situación que parte del pase de rosca, también definido en otras entradas anteriores como el efecto «ave fénix».
En esta fábula vemos con claridad reflejado, en su moraleja, el sentimiento de la envidia.
el hecho bajo y despreciable de que alguien descubra su brillo, (pues usted tiene éxito en su vida profesional y por ello reluce) obsesióna al envidioso que intentara apagarle con calumnias y descalificaciones.
“FABULA”
En el silencio de la noche oscura sale de la espesura
incauta la luciérnaga modesta, y su templado brillo
luce en la oscuridad el gusanillo.Un sapo vil, a quien la luz enoja,
tiro traidor le asesta, y de su boca inmunda la saliva mortífera le arroja.
La luciérnaga dijo moribunda: ¿Qué te hice yo para que así atentaras
a mi vida inocente? Y el monstruo respondió: Bicho imprudente,
siempre las distinciones valen caras: no te escupiera yo, si no brillaras.
Ahora me gustaría que reflexionáramos sobre esta bonita y gráfica fábula; ¿no han sufrido ustedes a menudo el veneno de la lengua del despreciable sapo? .
Inflamado de envidia e impotente, deslumbrado por la distancia que su capacitación profesional le separa de la suya, le atacará con sus calumnias y desprecios constantes.
Para “Los sapos”, intentar que se apague el brillo de sus compañeros es una tarea difícil, en la que desgastan toda su energía, es evidente que necesitan los escasos y pobres adornos profesionales que poseen, para emplearlos en su único objetivo, “intentar apagarle”.
Ellos te pueden admirar en el fondo, pero jamás lo reconocerán “ni en el potro del tormento”.
Recuerden que su misión es justamente la contraria, intentar que ustedes se apaguen y no dar mas lustre a sus caparazones.
En ningún momento hablarán bien de ustedes y conocerán exactamente sus virtudes, para así convertirlas en defectos o bien, criticar o cuestionar sus motivos y actuaciones.
Es muy fácil que las habilidades de alguien que reluce, se conviertan en su sucia lengua, en delitos, actitudes deplorables, y se tornen en todo tipo de pecados capitales.
Pero “los sapos” tienen un problema, las luciérnagas no pueden dejar de brillar hasta que no mueran, pues su brillo es natural y forma parte de su organismo.
Asimismo ustedes no podrán esconder su valía profesional, su capacidad de trabajo, su carisma, el respeto que sus demás compañeros les profesan, la fidelidad de sus clientes, el cariño de su familia y amigos, el respeto de la competencia y tantas y tantas cosas relacionadas con un brillo que, al no poderse comprar, tampoco puede robarse y permanece en la naturaleza de cada animal brillante hasta el fin de sus días.
Hay muchas ocasiones en las que “los sapos” obtienen su objetivo, pues el rápido salivazo venenoso de su lengua, es capaz de ocultar el brillo natural del gracioso animalito. Ustedes se sentirán vencidos e impotentes al comprobar que los resortes movidos por el envidioso, han causado el efecto deseado y su prestigio ha sido tirado por tierra, a la altura de la lengua sucia de su calumniador.
Pues bien, este es el momento clave en el que ustedes deben agrupar toda la fuerza que poseen, para que desde su interior, emitan toda la energía que puedan al exterior y luzcan con mas intensidad; en algún momento el veneno y el barro con que les han tapado se secará y agrietará dejando traslucir a través de dichas grietas la intensa luz de sus corazones que por su intensidad, todo el mundo verá, destacando bajo la suciedad de la calumnia en la que se encuentra inmerso.
MORALEJA Y CONCLUSION
Cuando les suceda algo parecido a esta fábula, deberán procurar brillar en otro lugar del bosque, es difícil brillar bajo el veneno de un sapo, al igual que no es sencillo, esperar a que seque el barro espeso de la calumnia. Por ello mi consejo es que con lo grande y amplio que es el bosque de nuestra carrera profesional, exploremos otros recodos y lugares en los cuales podamos brillar con libertad, sin preocuparnos de los feos y venenosos sapos.
Aunque algún día pudiéramos volver a encontrarnos con estos desalmados y patéticos personajes,-que estarán escupiendo veneno a otros animalitos del bosque y rodeándose de insectos que apenas poseen brillo interior-, deberíamos, en ese momento, ser implacables con ellos y deslumbrarles con nuestro brillo hasta que se queden ciegos de impotencia.
LA LUCIERNAGA Y EL SAPO
La envidia siempre ha mordido a la gente de valor , la persigue como el tábano de la leyenda griega, es inclemente y no pierde ninguna oportunidad .
La gente menuda es como el sapo de la fábula de Juan Eugenio Hartzenbush
LA DEFENSA DEL SACRIFICADO Y CRITICADO EMPLEADO DE BANCA
Después de leer tantas y tantas opiniones en contra de los Bancos, me he preguntado si alguno de ustedes se ha planteado ponerse al otro lado de la mesa, es decir, desde el punto de vista del empleado que les atiende. Pues bien, si ninguno se lo ha planteado, voy a ser yo quien lo haga como trabajador de una entidad financiera que soy.
Realmente, no me extraña nada la decadencia de este país leyendo las cosas que leo y los insultos contra los Bancos que cada poco tiempo salen a la luz aquí. Ladrones, es el insulto más común. ¿Ladrones por qué? ¿Por querer cobrar los honorarios como cualquier empresa? Afortunadamente, en el Sector Bancario hay una competencia atroz y uno puede decantarse por diferentes ofertas. Pero parece ser que a la gente le duele que le cobren por servicios que tienen que ver con dinero y se sienten estafados. En cambio, son felices yendo a un Restaurante y tomándose en la cafetería un bollo y un café por 5 €, cuando fácilmente le ha costado al Restaurante, 50 céntimos las dos cosas. 1000% de beneficio, y ahí también está interviniendo nuestro dinero, pero no lo vemos tan robo porque no es un Banco.
Como una vez leí en un foro, la mala suerte de los Bancos es que están obligados a informar de todos sus honorarios y, en parte, beneficios. Ya me gustaría a mí que cuando nos presentasen el ticket de la cafetería pusiese:
Seguidamente de venir del Restaurante, van al Banco, actualizan la cartilla y ven un apunte que dice «Mantenimiento de cuenta» y que le han cobrado 10 € por el mantenimiento del año. ESO ES UN ROBO es lo primero que piensan y a protestar.
– No me pueden cobrar por tener mi dinero aquí.
– Es que como me cobren me llevo todo el dinero.
Pues lléveselo, que quiere que le diga, si tiene 200 € en la cuenta, eso no es dinero. En algunas Entidades, a las cuentas o libretas de poco dinero no les cobran los servicios y también disponen de micro créditos a bajo interés para clientes de poco poder adquisitivo. También hay Entidades, que donan cientos y cientos de euros de sus beneficios para Obra Social.
– Es que a mí en el Banco XXX no me cobran nada por el mantenimiento de la cuenta y ustedes sí, es que son unos ladrones.
Vale, quizás el Banco XXX no le cobra nada porque tiene con ellos su nómina, su hipoteca y sus historias. Es normal que Banco XXX no le cobre nada, yo también vería un robo si me cobrasen mantenimiento de cuenta teniendo todos esos productos con ellos; el Banco ya saca beneficio con los intereses que te cobra por el préstamo hipotecario. Pero resulta, Sr. Cliente, que este no es Banco XXX, este es el Banco YYY y aquí, usted en el Banco YYY, tiene una cuenta con 200 € y nada más.
Sentémonos a pensar. ¿Cuánto podría ganar una persona con 200 € al año? Considerando como están los tipos a día de hoy, podría meter los 200 € en un plazo fijo a un año al 4 %. Matemáticas de siempre, ¿cuánto ganaría el cliente? 8 €.
El Banco probablemente hará lo mismo. El dinero de ese cliente que tiene 200 € de media en la cuenta lo meterá en algún plazo fijo en otro banco o comprará Letras del Tesoro, etc. El banco ganará 8 € con el dinero de ese cliente en un año. Después de impuestos dejemos la ganancia neta en 6 €. El banco gana seis euros con el cliente.
A cambio el cliente quiere y exige y es obligación del Banco que se le lleve la contabilidad de su cuenta mediante extractos, tener el dinero siempre disponible en cualquier parte de España y, probablemente, del mundo, tener un medio físico (libreta) donde se lleve la contabilidad de su dinero, recibir correspondencia con exactamente lo mismo que está en la libreta o puede consultar por Internet, es decir, una estupidez. Ahora piensen cuánto puede costar mantener un sistema informático, una red de cajeros y una red de oficinas para darle este servicio a este cliente. Les diré cuál es el coste: muchísimo mayor de 6 €.
Evidentemente, el coste es el mismo para un cliente de 200 € que para un cliente de 200.000 €, pero la diferencia es que el banco al primero le ha sacado 6 € de beneficio y al segundo probablemente 6.000 €. Creo que en el segundo caso no es lógico cobrarle ninguna comisión porque el cliente me da más beneficios que costes, el cliente de 200 € me da más costes que beneficios. En cierta manera, el cliente de 200 € es un cliente nada rentable, así que el Banco solamente cuenta con dos armas para rentabilizarlo: o el cliente soporta los costes (comisión de mantenimiento de la cuenta) o directamente que se vaya.
¿Cruel? No creo, un Banco es un negocio, el cliente que no interesa tiene dos opciones: o empieza a ser rentable (domicilia la nómina por ejemplo) o paga por ser cliente y también se convierte en rentable.
– Pero es que yo soy cliente de este Banco desde hace más de 30 años, no tienen por qué cobrarme por esas cosas. Deberían tener deferencia con clientes como yo.
Sí caballero, yo también soy cliente de Una Gran Superficie desde hace 30 años y nunca me han hecho un descuento en nada, y llevo 30 años pagando el teléfono y ningún mes me han regalado una llamada o me han condonado el pago del mantenimiento de línea y, de hecho, llevo 30 años comprándole el pan al panadero del barrio y nunca me ha dejado una barra gratis.
– Es que este Banco es una birria, siempre que vengo hay cola para ingresar o para cualquier cosa.
Bueno, usted tiene a su disposición cajeros automáticos para ingresar o sacar dinero, Internet o la línea telefónica de atención al cliente del Banco para operar con sus cuentas, para consultar, para todo? no tiene por qué venir al Banco, pero usted sigue viniendo y se queja porque hay tres ventanillas y sólo hay una abierta.
– Sí, es verdad, deberían poner más personal Eso, que el Banco se gaste más dinero en personal pero que no le cobren un duro al cliente comodón que puede hacerse las cosas él pero no quiere (no quiere sacar por el cajero y prefiere hacer cola, hace cola para pedir un extracto, etc. etc.) El cliente quiere que le hagan todo, que se lo den todo en bandeja y siempre se le sugiere cualquier alternativa para que no haga cola (sacar por el cajero, darse de alta en Internet para consultar su cuenta, ir al actualizador a poner la libreta al día, que domicilie los recibos para no tener que hacer cola y venir a pagarlos al banco, etc.). Pero cuando al cliente le sugieren cualquiera de estas cosas lo primero que piensa es que el empleado es un vago y trata de quitarse al cliente de encima y trabajar lo menos posible, no se da cuenta que el empleado tiene un horario fijo y que le da igual atender a 50 que a 100 clientes porque él no se puede ir a casa si no hay clientes. El empleado tiene que trabajar igual.
Este cliente que se queja de que todo tiene que hacérselo él en el banco irá después a hacer la compra a una Gran Superficie y él tendrá que coger un carro, él tendrá que caminar, él tendrá que coger los artículos que desea comprar, él tendrá que empujar el carro y él tendrá que esperar 5 minutos de cola para pagar su compra. No se quejará, lo aseguro. En el Banco a los dos minutos de estar en cola ya estaría resoplando.
Este cliente irá después con sus hijos al Restaurante, pagará una burrada por un simple menú con una hamburguesa, patatas y refresco aguado y él mismo tendrá que recogerse su comida y su bandeja y depositarla en la basura. Tampoco se quejará por esto; en el Banco si se hubiera quejado.
– Es que yo tengo la cuenta en una Entidad por Internet y no me cobran ni una comisión.
¿Qué cuenta? ¿La cuenta nómina? Es decir, dicha Entidad, se compromete a no cobrarte ni una sola comisión pero si y sólo si domicilias tu nómina. ¿Alguien me explica cuál es la diferencia con respecto a un Banco normal a día de hoy? Si ya la gran mayoría de las cajas/bancos no cobran nada en los servicios básicos si mantienes una nómina en tu cuenta. O domicilias la nómina o no puedes ser cliente. Listos ellos, desechan a los clientes no rentables. Sólo puedes ser cliente de la Entidad por Internet si abres una cuenta con nómina o una Cuenta donde dejes el dinero ahí depositado SIN DISPONIBILIDAD INMEDIATA, no nos dejemos engañar. El dinero tarda en rescatarlo 24 horas por lo cual no es dinero a la vista como el de una cuenta normal. Productos así hay millones en los bancos tradicionales y otros online que te permiten disponer de tu dinero al segundo, no a las 24 horas y algunos con mejores rentabilidades que la Cuenta en Internet. La única manera de disponer de tu dinero de la Cuenta de Internet al instante es teniendo la cuenta nómina. Es decir, la pescadilla que se muerde la cola.
Para más inri, la Cuenta de Internet, no tiene oficinas físicas y se aprovecha de la red de cajeros de otros bancos. Eso si es un negocio. En ningún momento pretendo afirmar que sea un mal Banco, pero está claro que no son tan buenos como quieren hacernos ver y, lamentablemente, nos dejamos guiar mucho por lo que le dicen.
– Es que los bancos son unos caras, el otro día fui a pagar un recibo de la luz en el Banco XXX y me dijeron que sólo se podía pagar por la cuenta y yo no tengo cuenta allí y no me lo quisieron cobrar. Ladrones, más que ladrones aprovechados.
Terrible eso. Resulta que los Bancos a veces tenemos que ser una ONG y dar servicio a todo el mundo, cuando los Bancos son empresas privadas que tienen que dar servicios a sus clientes y nada más. Si soy cliente de la Aseguradora XXX, y tengo el seguro con ellos, nunca se me ocurriría ir a otra Aseguradora YYY a que me atendiesen y diesen un servicio. Probablemente me dirían que me fuese a una oficina de la Aseguradora XXX. Eso mismo hacemos en el Banco. Vaya a su Banco y que le arreglen sus problemas y le de servicio su banco. ¿O acaso a alguien se le pasa por la cabeza ir al médico de cabecera de la Seguridad Social a una Clínica Particular?.
Me ganaré odio por esta opinión y agradezco el tiempo dedicado a los que se hayan leído el tostón.
Estoy convencido de que esta reflexión la comentarán con su padre, con su hermano, con su mujer, con su prima todos ellos empleados de Banca y seguro que la comparten, pues nunca nadie comprende a este sector y menos en la época actual.
Estamos sufriendo mucho, ya no tenemos gastos de representación, ya no vivimos bien, nos insultan, no dormimos y aun así, siempre pensamos las 24 horas en los problemas de nuestros clientes, antes que en los nuestros.
Gracias por leer este llanto de comprensión bancaria.
he puesto en Banco de España porque es una opinión generalizada de las entidades financieras en España.
Cuando todo te va bien, el ambiente de trabajo es fenomenal y encima te pagan regularmente a final de mes puedes llegar a pensar que tu posición o que tu trabajo es algo que te mereces de forma natural. No es así. Por eso seguro que te han venido momentos en los que no te han valorado o has tenido conflictos emocionales con compañeros o simplemente “han decidido dejar que te marches” de la empresa. ¿Cómo entrenar esa competencia o capacidad de ser resistente, de saber perserverar en los momentos difíciles?. A esa capacidad de resistencia los expertos la llaman Resiliencia. Merece la pena abundar sobre ella.
A lo mejor has tenido alguna entrevista para un nuevo trabajo donde el entrevistador apenas se había leído por encima tu curriculum vitae. Un cliente de coaching me comentaba una de estas entrevistas a las que acudió. Era para un buen puesto y ya llevaba varias entrevistas con diversas personas de la misma empresa. Como es una persona llena de recursos y de sentido común decidió ser él mismo y mira lo que pasó.
Uno de los entrevistadores entró en la sala y le saludó confundiendo su nombre:
-Entrevistador: “Hola Juan, me alegra conocerte, vamos a charlar un rato sobre tu curriculum”. –Entrevistado (Mi cliente) contestó: “Hola Felipe, yo también me alegro de conocerte…”
-Entrevistador: “Perdona pero no me llamo Felipe, me llamo Jose Luis”
-Entrevistado: “Es que yo tampoco me llamo Juan, me llamo Javier”
El entrevistador, luego, le preguntó cómo seleccionaría al personal de una oficina bancaria que hay que crear nueva a partir de personas que trabajan en 2 bancos recientemente fusionados. Te aclaro que en realidad uno de los Bancos había absorbido a una Caja mucho más pequeña y quebrada de facto. Mi cliente contestó con la historia de la carpa y el salmón. La carpa es un pez gordo, feo y con bigotes al que no le importa estar en aguas sucias y encharcadas con tal de que sean tranquilas, no haya que nadar mucho y pueda filtrar el barro del fondo buscando el asqueroso alimento que comen las carpas. El salmón es un pez empeñado en ir contracorriente, saltando presas y obstáculos para llegar a la fuente del río donde nació para luego desovar allí exhausto. Por su empeño ha tenido que dejar toda su energía y curtirse. Está absolutamente entrenado a superar dificultades hasta el punto de no cuestionarse por qué narices tiene que ir desde el mar remontando los ríos hasta casi su nacimiento. Mi cliente dijo, después de contar esta historia,
-“Buscaría salmones para esa nueva oficina”
Piensa en el aprendizaje enorme que supone tratar a diario con personas que no piensan como tú, que no te tragan, que tienen otra visión de la misma realidad que tú contemplas a diario.
¿Una sugerencia? La próxima vez que digan o hagan algo que te moleste mucho procura adoptar su punto de vista y –sin pasión- contemplar esa realidad desde esa nueva perspectiva. Ayuda incluso adoptar sus mismas posturas físicas cuando se expresan así.
Hoy me gustaría hacer referencia a una fábula que protagoniza un simpático y amable escorpión cuya amistad con la rana que, en otros tiempos, fue su compañera de juegos, juventud y diversión, se vio violentamente quebrantada.
El escorpión mantenía una bonita amistad con la ranita, cuyas virtudes y naturaleza, alcanzaban unos límites de eficiencia muy exigentes; cazaba muchas moscas y demás insectos que le servían de alimento a ella y a todos sus amigos, con su larga y pegajosa lengua.
Saltaba de nenúfar en nenúfar, con agiles y acrobáticos brincos; algo que el escorpión siempre envidiaba, admiraba y deseaba emular.
El escorpión intentaba saltar pero, el resultado de sus saltos era torpe y poco vistoso; aunque la rana era muy buena amiga suya, y siempre le había demostrado lealtad y admiración por sus valores y capacidades naturales; ésta, no dejaba de ser objeto de una envidia que no alimentaba nada bueno para el futuro de esa bonita amistad.
En una ocasión, una tarde de verano caluroso, estalló una terrible tormenta que aisló completamente en una pequeña parte del río a ambos animales y el río se tornó en torrente provocado por la tormenta. Cada vez, la pequeña isla en la que habían quedado atrapados los dos animalitos, era más pequeña, pues el río se comía centímetro a centímetro su superficie por la violenta fuerza del agua.
El escorpión tuvo miedo, pues no sabía nadar y le pidió a la ranita que lo sujetara en su lomo y con varios saltos intentara alcanzar la orilla con el peso de los dos, era la única solución a esta situación tan difícil.
Por un momento la rana tuvo miedo del escorpión y le dijo: “querido amigo escorpión si te subo a mi lomo e intentamos saltar para cruzar el río, estaré muy ocupada en buscar nuestra protección y no sabré si tu podrás atacarme con tu aguijón venenoso, pues nunca lo habré tenido tan cerca y sé que es mortal”
El escorpión le dijo a la ranita: “como voy a atacarte con mi aguijón, sabes que soy terriblemente venenoso y morirías al instante, y yo contigo, pues no se nadar, por ello no te voy a atacar”.
La rana convencida de sus motivos le sube a su lomo y comienza a dar grandes y acrobáticos saltos para ganar con el escorpión en su lomo la deseada orilla, donde ambos estarían a salvo.
La corriente era muy fuerte y caudalosa, la rana aprovechaba ramas, arbustos, hojas y demás superficies para ir de una a otra buscando la salvación de ambos.
De pronto, la ranita nota una punzada en el cuello, y descubre con sorpresa, que había sido el ataque del escorpión que con su veneno ya empezaba a paralizar el sistema nervioso del animalito.
Pero escorpión, por que nos haces esto, yo confiaba en ti plenamente y en tu palabra de que nada me ibas a hacer, estaba salvándonos a los dos de morir ahogados, ahora sin mi ayuda, ambos moriremos. No te das cuenta de lo que has hecho.
El escorpión mira a la ranita con cariño y envidia a la vez añadiendo:
“lo siento ranita, sé que eres valiosa y salvabas la vida de ambos, pero MI CONDICIÓN, de animal venenoso no ha podido evitar asestarte el golpe de gracia final aunque eso suponga mi propia muerte.”
Tengo envidia de tus saltos y colores, no me gusta que me ayudes a salvarme a causa de mi desmedido orgullo, tampoco me satisface el cariño que me muestras y tu confianza en mi, por que esa bondad que me muestras, aún me hace ver mas claro la poca calidad natural que yo tengo y me resaltas aún mas mi triste existencia.
Me gusta verte morir, por que sin ti, podré compararme con otros animales menos hábiles y bonitos y yo no pareceré tan desagradable y malvado.
CONCLUSIÓN:
Esta bonita fábula, no hace más que ratificar que existen personas en el mundo empresarial que odian a sus compañeros independientemente de sus virtudes profesionales, de su calidad humana, o de la relación de amistad o cariño que les une.
Este sentimiento tan bajo y despiadado, tan solo aflora en personas de baja calidad humana, pocos valores morales y escasa profesionalidad, que durante toda su vida han sido ridiculizados, han sido obviados y apartados del cariño del resto, por su feo aspecto físico o por sus escasos adornos morales.
Cuando acaben con ustedes, se rodearán de profesionales inferiores a ellos para que de esta forma puedan resaltar entre ellos y ganarse el sucio liderazgo que buscan. Siempre además tratando a sus semejantes de forma despectiva y autoritaria, descalificando y ofendiendo, pues exigirá de ellos, ese respeto y admiración que nunca podrá tener de forma natural, pues carece de esa habilidad, y lo conseguirá a base de enseñar su veneno en el afilado aguijón de su inseguridad y maldad.
Tengan mucho cuidado con este tipo de personas, se les reconoce fácilmente, nunca les ayuden a cruzar el río pues les atacarán con su veneno, no muestren ante ellas sus virtudes o habilidades, y sobre todo, si algún día pueden acabar con ellos, no lo duden, este tipo de animales venenosos no aportan nada al ecosistema social y animal, por lo que si se extinguen no ocurrirá nada, salvo que viviremos en un mundo mas feliz.
“Esta fábula está dedicada a las personas que se identifiquen con el escorpión a las que les envío todo mi desprecio y rencor”.
En ocasiones los grandes luchadores de nuestra amplia historia han tenido que encajar la amarga sensación de LA DERROTA.
La derrota es un trago difícil de pasar y conlleva sensaciones personales que afectan a la autoestima, la seguridad y la duda de si la valía personal del derrotado ha tenido que ver en dicho trance.
Un luchador inagotable puede sufrir etapas de derrota que nada que ver tiene con su valía, pero la vida es un juego de «MONOPOLI » como hemos visto en una entrada anterior de este blog en la que se explica ese efecto.
Hay partidas en las que no nos sonríe la suerte, y perdemos económicamente, laboralmente, personalmente y en todas ellas la sensación de tristeza es indescriptible, nos hemos acostumbrado a poseer lo que en ese momento perdemos y repito, es amargó.
LA DIGNIDAD es un valor humano que en esos momentos de debilidad debemos conservar y respetar, tanto la del derrotado como la del vencedor, sobre todo porque los que estamos acostumbrados a vencer, hemos de saber que siempre hay un vencido y debemos respetarle.
Ahora, en momentos de derrota se agradece que tu contrario te devuelva la «espada caída en la lucha» y te de la oportunidad de defenderte.
LA ENTEREZA es una fuerza que debemos de obtener del manantial de nuestro interior, en estos momentos agotado, pero siempre existente en nosotros mismos.
EL EFECTO «ave fénix», denominamos este componente de automotivación en honor al ave mitológica que ardió completamente y posteriormente renació de sus cenizas con más fuerza que nunca. Ante una derrota veremos quebrada nuestra estabilidad emocional y cada día emplearemos nuestras fuerzas en luchar contra las dificultades; como estamos agotados psicológicamente, la energía se nos acabará a lo largo del día; no pasa nada, es normal, nuestra fuerza es limitada, y la recuperaremos descansando, durmiendo y con un nuevo día en el que volveremos a la lucha desigual, pero pronto cambiará nuestra fortuna gracias a la perseverancia y de nuevo nos iremos arriba.
LOS GRAJOS Y LOS CUERVOS, no se dejen desanimar con la presencia de estas aves de mal agüero, tan solo acuden cuando hay carroña o desgracia para recordarte lo hundido que estas. Nunca te dirán que las cosas van bien, no te animarán y querrán que compartas su pesimismo para el fin común del desastre y la derrota.
No les escuches, ridiculízales, dales tu visión positiva de la situación (todas la tienen) y emite graznidos cuando les veas para reírte de su pesimismo. Aguanta y ganaras, ellos ya han perdido pues el derrotismo les venció, pero tú ganaras con tu optimismo y tu persistencia.
LA SOLEDAD, cuando tu vida es exitosa, toda una nube de aprovechados y peticionarios te acecha; ladrones de tiempo y de energía (léase «los bandoleros de la sierra «) vienen por ti y grupos numerosos de supuestos «amigos» te preguntan: ¿qué hago? Pero cuando eres derrotado se ahuyentan todos esos oportunistas, nadie te ayuda, pues cuesta trabajo situarse al lado del caído, es mejor quedar al lado del vencedor, que es quien más te puede favorecer.
El vencido «no da nada», por tanto no nos sirve un derrotado.
Es bueno que conozcan este efecto humano, pues así no se llevarán decepciones de personas que ustedes ayudaron o de otras que consideraban amigos y que ahora desaparecerán como por encanto. Usted estará solo hasta que vuelva a vencer. No obstante apunte en una libreta muy pequeña aquellos que se mantengan a su lado y le ayuden, ellos son verdaderos amigos o familiares, y le quieren mucho, no lo olvide en el futuro y sea agradecido cuando la montaña rusa de su vida profesional le lleve por los caminos más elevados.