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LA NATURALEZA DEL ESCORPIÓN  O LA ENVIDIA PROFESIONAL

Hoy me gustaría hacer referencia a una fábula que protagoniza un simpático y amable escorpión cuya amistad con la rana que, en otros tiempos, fue  su  compañera  de juegos, juventud y  diversión, se vio violentamente quebrantada.

El escorpión mantenía una bonita amistad con la ranita,  cuyas virtudes  y naturaleza, alcanzaban unos límites de eficiencia muy exigentes; cazaba muchas moscas y demás insectos que le servían de alimento a ella y a todos sus amigos,  con su larga y pegajosa lengua.

Saltaba de nenúfar en nenúfar, con agiles y acrobáticos brincos; algo que el escorpión siempre envidiaba, admiraba y deseaba emular.

El escorpión intentaba saltar pero, el resultado de sus saltos era torpe y poco vistoso; aunque la rana era muy buena amiga suya, y siempre le había demostrado lealtad y admiración por sus valores y capacidades naturales;  ésta,  no dejaba de ser objeto de una envidia que no alimentaba nada bueno para el futuro de esa bonita amistad.

En una ocasión, una tarde de verano caluroso, estalló una terrible tormenta que aisló completamente en una pequeña parte del río a ambos animales y el río se tornó en torrente provocado por la  tormenta. Cada vez, la pequeña isla en la que habían quedado atrapados los dos animalitos, era más pequeña, pues el río se comía  centímetro a centímetro su superficie por la violenta fuerza del agua.

El escorpión tuvo miedo, pues no sabía nadar y le pidió a la ranita que lo sujetara en su lomo y con varios saltos intentara alcanzar la orilla con el peso de los dos, era la única solución a esta situación tan difícil.

Por un momento la rana tuvo miedo del escorpión y le dijo: “querido amigo escorpión si te subo a mi lomo e intentamos saltar para cruzar el río, estaré muy ocupada en buscar nuestra protección y no sabré si tu podrás atacarme con tu aguijón venenoso, pues nunca lo habré tenido tan cerca y sé que es mortal”

El escorpión le dijo a la ranita: “como voy  a atacarte con mi aguijón, sabes que soy terriblemente venenoso y morirías al instante, y yo contigo, pues no se nadar, por ello no te voy a atacar”.

La rana convencida de sus motivos le sube a su lomo y comienza a dar grandes y acrobáticos saltos para ganar con el escorpión en su lomo la deseada orilla, donde ambos estarían a salvo.

La corriente era muy fuerte y caudalosa, la rana aprovechaba ramas, arbustos, hojas y demás superficies para ir de una a otra buscando la salvación de ambos.

De pronto, la ranita nota una punzada en el cuello,  y descubre con sorpresa, que había sido el ataque del escorpión que con su veneno ya empezaba a paralizar el sistema nervioso del animalito.

Pero escorpión, por que nos haces esto, yo confiaba en ti plenamente y en tu palabra de que nada me ibas a hacer, estaba salvándonos a los dos de morir ahogados, ahora sin mi ayuda, ambos moriremos. No te das cuenta de lo que has hecho.

El escorpión mira a la ranita con cariño y envidia a la vez añadiendo:

“lo siento ranita, sé que eres valiosa y salvabas la vida de ambos, pero MI CONDICIÓN, de animal venenoso no ha podido evitar asestarte el golpe de gracia final aunque eso suponga mi propia muerte.”

Tengo envidia de tus saltos y colores, no me gusta que me ayudes a salvarme a causa de mi desmedido orgullo, tampoco me satisface el cariño que me muestras y tu confianza en mi, por que esa bondad que me muestras, aún me hace ver mas claro la poca calidad natural que yo tengo y me resaltas aún mas mi triste existencia.

Me gusta verte morir, por que sin ti, podré compararme con otros animales menos hábiles y bonitos y yo no pareceré tan desagradable y malvado.

CONCLUSIÓN:

Esta bonita fábula, no hace más que ratificar que existen personas en el mundo empresarial que odian a sus compañeros independientemente de sus virtudes profesionales, de su calidad humana, o de la relación de amistad o cariño que les une.

Este sentimiento tan bajo y despiadado, tan solo aflora en personas de baja calidad humana, pocos valores morales y escasa profesionalidad, que durante toda su vida han sido ridiculizados, han sido obviados y apartados del cariño del resto, por su feo aspecto físico o por sus escasos adornos morales.

Cuando acaben con ustedes, se rodearán de profesionales inferiores a ellos para que de esta forma puedan  resaltar entre ellos y ganarse el sucio liderazgo que buscan. Siempre además tratando a sus semejantes de forma despectiva y autoritaria, descalificando y ofendiendo, pues exigirá de ellos, ese respeto y admiración que nunca podrá tener de forma natural, pues carece de esa habilidad, y lo conseguirá a base de enseñar su veneno en el afilado aguijón de su inseguridad y maldad.

Tengan mucho cuidado con este tipo de personas, se les reconoce fácilmente, nunca les ayuden a cruzar el río pues les atacarán con su veneno, no muestren ante ellas sus virtudes o habilidades, y sobre todo, si algún día pueden acabar con ellos, no lo duden, este tipo de animales venenosos no aportan nada al ecosistema social y animal, por lo que si se extinguen no ocurrirá nada, salvo que viviremos en un mundo mas feliz.

“Esta fábula está dedicada a las personas que se identifiquen  con el escorpión a las que les envío todo mi desprecio y rencor”.

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